Por Infobae.- El día llegó: la rifa del avión presidencial, promovida por el gobierno de Andrés Manuel López Obrador y que no entregará la aeronave a lo ganadores sino premios económicos millonarios, se realiza en estos momentos en las instalaciones de la Lotería Nacional (Lotenal), en el centro de la Ciudad de México.
Se trata del “Gran Sorteo Especial no. 235 equivalente al valor del avión presidencial”, el cual causó polémica debido a que primero reinó la confusión respecto a lo premios y luego la administración de López Obrador volcó todo sus esfuerzos a esta rifa, criticada por la oposición al ser considerada una “distracción”.
La venta de boletos, o “cachitos” para la rifa culminó a las 14:00 horas (tiempo del centro de México). Cada pieza tuvo un valor de 500 pesos mexicano, unos USD 24. En el evento, organizado por la Lotenal, cuenta con la presencia de la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero, autoridades de la Lotería mexicana y un notario público que dará constancia del acto.
Durante la rifa se entregarán 100 premios de 20 millones de pesos. Además de la transmisión en vivo, los resultados podrán ser revisados en su portal de Internet. A través de su cuenta de Twitter, la Lotería Nacional también dará a conocer las pizarras ganadoras.
El avión presidencial, una lujosa aeronave adquirida en el gobierno de Felipe Calderón y usada en el de Enrique Peña Nieto, el sorteo, del cual ya comenzó la venta de boletos desde principios de mayo, no entregará el avión a los ganadores. Quedará en custodia de la Fuerza Aérea Mexicana por al menos dos años, tiempo en que será resguardado y podrá rentarse, pero seguirá a la venta.
“La Lotenal siempre ha estado con la gente que tiene menos, pero ahora ellos están con nosotros”, aseguró en la previa del sorteo el director general de Lotenal, Ernesto Prieto. “Me recuerda a la década de los 30 del siglo pasado que ayudó con la transformación”, completó, en referencia a la nacionalización del petróleo mexicano.
En aquel momento, los ciudadanos colaboraron con sus recursos para expropiar el petróleo de las compañías internacionales que lo controlaban.