La Haya, (EFE).-Los supermercados de las grandes ciudades holandesas (ig), donde el Gobierno central recomienda el uso de mascarillas a partir de este martes, después de haber defendido desde marzo que no tienen un valor añadido contra el coronavirus, se niegan a rechazar a los clientes que no quieran usar mascarilla.
En un comunicado, la Agencia Central de Alimentación (CBL), que representa a los supermercados de Países Bajos, subrayó que las tiendas “apoyan la recomendación del Gobierno de usar mascarilla en las tiendas de las grandes ciudades, pero dejan la elección a sus clientes” para “evitar enfrentamientos” o alguna “agresión” en la puerta.
Según la CBL, la “industria quiere proteger al personal” de estas situaciones que “espera que se generen si las tiendas convierten en una obligación” el uso de mascarillas en el interior, cuando el propio Gobierno se limita a “recomendar” su uso, aunque deja en manos de los minoristas impedir la entrada a los clientes que no quieran llevarla.
Recordarán medidas de distaciemento a los clientes
Los empleados de los supermercados se comprometen a recordar las normas a los clientes, como que deben “mantener la distancia, venir solos, hacer sus compras de manera eficiente con una lista y ser amables con los demás, incluso si no están de acuerdo con la elección de otros clientes de usar mascarilla”.
La cadena de tiendas holandesa Hema también anunció que “aconsejará” a sus clientes que solo entren en la tienda con una mascarilla, pero que tampoco rechazará a los que no la quieren usar.
“Pediremos a los clientes que la usen, pero si no lo hacen, no vamos a entrar en discusiones. No somos los encargados de hacer cumplir la ley, sino empleados de la tienda. Y la experiencia demuestra que tiene poco sentido entrar en discusión sobre la utilidad de usar o no una mascarilla”, subrayó un portavoz de la cadena minorista.
A las autoridades locales de Rotterdam, Ámsterdam y La Haya les han parecido insuficientes las medidas anunciadas ayer y optan por exigir mascarillas en todos los espacios interiores de acceso al público, y no solo en las tiendas, una decisión que también adoptó el alcalde de Eindhoven, John Jorritsma, que se sumó a este “llamamiento moral a la sociedad”, aunque aseguró que hubiera preferido una “obligación nacional” de usar mascarillas, y no una simple recomendación.
Mientras alcaldes y representantes de diferentes sectores debaten sobre esta medida, que el Ejecutivo defendió siempre como innecesaria, sin valor añadido e incluso que insta a una “falsa sensación de seguridad” que hace que no se cumpla con la distancia social, el Gobierno avisa al Parlamento de que no descarta aplicar el toque de queda si no se reduce el número de contagios.