Brasilia, EFE.- La Corte Suprema de Brasil autorizó este jueves a la petrolera estatal Petrobras a vender sus refinerías sin el aval previo del Congreso, en momentos en que la mayor empresa del país avanza en negociaciones para comercializar ocho de sus trece plantas de refino.
El pleno del Supremo Tribunal Federal rechazó este jueves un recurso presentado por la mesa directiva del Congreso y en el que el Legislativo acusa a Petrobras de convertir sus refinerías en subsidiarias para poder venderlas sin autorización legislativa.
El Parlamento alega que las refinerías de Petrobras son activos de la empresa y no sus subsidiarias, y que su venta sería la forma de disfrazar la privatización por partes de la petrolera sin que el Legislativo pueda vetarlo.
El recurso de los legisladores fue rechazado por seis de los magistrados de la máxima corte y apoyado por sólo cuatro.
Para la mayoría de los magistrados, la estrategia de Petrobras no viola una decisión de la propia Corte Suprema de 2019 que determina que, en los casos en que pierde el control accionarial, las empresas del Estado sólo pueden negociar una venta con el aval del Congreso.
Según la decisión mayoritaria, en ningún momento el Estado está ofreciendo el control accionarial de Petrobras, incluso con la venta de activos de la empresa.
La decisión de la Corte Suprema supone un espaldarazo para el millonario y ambiciosos plan de desinversiones puesto en marcha por Petrobras, empresa controlada por el Estado pero con acciones negociadas en las bolsas de Sao Paulo, Nueva York y Madrid.
Entre los principales activos ofrecidos a venta por Petrobras destacan ocho de sus refinerías, por las que la compañía aspira a recibir cerca de 8.000 millones de dólares.
El plan de desinversiones de la empresa prevé la venta de activos por hasta 23.000 millones de dólares hasta 2023.
Tras la votación de los magistrados, las acciones de la petrolera registraron fuertes subidas en la bolsa de Sao Paulo y ayudaron al Ibovespa a cerrar en terreno positivo este jueves.
Petrobras puso a venta ocho de sus trece refinerías, responsables por cerca de la mitad de su capacidad de procesamiento, para abrir un sector en el que actúa casi como un monopolio y como parte de un plan de desinversiones con el que pretende reducir su millonaria deuda y concentrarse en los activos de producción de crudo.
La compañía divulgó la semana pasada que tres grandes compañías, las brasileñas Ultrapar y Raízen y la china Sinopec, se disputan el control de la primera de las ocho refinerías que incluyó en su plan de desinversiones.
El activo en disputa es la Refinería Presidente Getulio Vargas (Repar), ubicada en el sureño estado de Paraná, con capacidad para procesar 208.000 barriles de petróleo por día (9 % de la capacidad total de refino de petróleo de Brasil), y que cuenta adicionalmente con cinco terminales de almacenamiento y 474 kilómetros de tuberías.
La petrolera informó igualmente que su dirección aprobó el 9 de julio pasado el inicio de negociaciones para vender igualmente la Refinería Laudulpho Alves (RLAM).
La RLAM, localizada en el estado de Bahía, tiene una capacidad de procesamiento de 333.000 barriles de petróleo por día (14 % de la capacidad total de refino de petróleo de Brasil), y sus activos incluyen cuatro terminales de almacenamiento y un conjunto de tuberías por un total de 669 kilómetros.
Pese a que la empresa no divulgó los interesados en la RLAM, el presidente de Petrobras, Roberto Castello Branco, adelantó en una reciente rueda de prensa que la empresa está discutiendo los detalles del negocio con el fondo Mubadala, de Emiratos Árabes Unidos y que fue la compañía que presentó la mejor oferta.