La vuelta a las aulas tras los confinamientos no está vinculada en la mayoría de los casos al aumento de las infecciones de COVID-19, según un estudio realizado en 191 países, si bien los cierres de las escuelas dejarán en 2020 una “deuda pandémica de aprendizaje” de 300.000 millones de días de escuela perdidos.
El estudio, realizado por la fundación educativa independiente Insights for Education (IfE), con sede en Zúrich, señaló que el 84% de esos 300.000 millones de días los perderán los niños de los países más pobres, y advirtió que 711 millones de alumnos siguen sin asistir a la escuela.
“Se ha asumido que la apertura de las escuelas disparará las infecciones y que su cierre las reducirá, pero la realidad es mucho más compleja”, dijo la fundadora y presidenta ejecutiva de IfE, Randa Grob-Zakhary.
El rol de los menores en el contagio del coronavirus SARS-CoV-2 es objeto de estudio desde hace varios meses, en especial ahora, que en varios países del mundo se busca reactivar pronto la presencia física en las aulas. Diferentes teorías indicaban que no eran grandes transmisores del coronavirus, algo que choca con un estudio de la Universidad de Harvard dado a conocer en la Harvard Gazette, que resaltaba que los niños portadores asintomáticos que asisten a las instituciones escolares pueden propagar la infección y llevar el virus a sus hogares.
Teniendo en cuenta estos resultados, los investigadores creen que las infecciones en la comunidad en general probablemente generen casos en las escuelas, y que los niños tienen más probabilidades de contraer la infección por SARS-CoV-2 fuera del colegio.
El análisis suizo completo no detectó ninguna correlación firme entre la situación de las escuelas y los contagios, lo que indica la necesidad de considerar otros factores, según la IfE. “La clave ahora es aprender de los países que están reabriendo eficazmente en un contexto de aumento de las infecciones”, dijo Grob-Zakhary.
Consultado por la situación en nuestro país, López, aseguró: “Ningún país en el mundo abrió las escuelas cuando su curva de casos estaba en aumento. Por eso en nuestro país es recomendable abrirlas por jurisdicción, en aquellas que están estables y utilizando el protocolo adecuado. Disminuir los horarios de clase, el número de alumnos, trabajar en ambientes ventilados y garantizar el cumplimiento de las medidas clásicas de prevención. Por último, es fundamental el interrogatorio a las familias sobre sospechas de casos y casos positivos. Inclusive, se puede comenzar desde escuelas rurales hacia urbanas o en municipios en donde la comunidad educativa tenga menor incidencia que grandes centros urbanos. No hay que plantear un sí o un no”.
“Nosotros tenemos la ventaja de que venimos un escalón atrás de otros países y deberíamos tratar de ver lo que ellos hacen, ver qué sirve y qué no. No deberíamos equivocarnos sobre las mismas cosas”, dijo Freuler.