INFOBAE-.La larga suspensión de las clases presenciales traerá distintos efectos colaterales: la pérdida lógica de aprendizajes, una profundización de la desigualdad entre los alumnos, un impacto psicosocial fuerte en los chicos que no se relacionan con sus compañeros hace ya más de seis meses, pero el más grave será la deserción. Las primeras proyecciones marcan que al menos 1.5 millones de estudiantes abandonarán la escuela después de la cuarentena.
El investigador Agustín Claus, docente de Flacso, intentó responder una inquietud que aún las autoridades desconocen con exactitud. ¿Cuál será el impacto del Covid-19 y la cuarentena en términos de matrícula escolar? En otras palabras, ¿cuántos chicos se caerán del sistema educativo?
Para ello, Claus hizo una estimación tomando dos factores: el promedio de abandono interanual por nivel y las respuestas que el Ministerio de Educación recabó en la evaluación nacional de continuidad pedagógica. Con ambas variables, arribó a la proyección de una pérdida de 1.5 millones en la educación común, es decir, un 13% menos de alumnos en los tres niveles obligatorios (inicial, primaria y secundaria) y en el superior no universitario. Aunque, aclara, es una proyección de mínima, incluso optimista.
“La estimación es conservadora y supone un impacto de mínima. Pensá que abren las escuelas mañana, un pibe de entre 15 y 17 años qué haría. ¿Se escolariza o va a laburar? Es híper crítica la situación. Por eso, en la ponderación, el porcentaje promedio de abandono que se toma de años anteriores está subestimado. Al mismo tiempo la encuesta de continuidad pedagógica, que es declarativa, da resultados por encima de lo que uno esperaría si se tiene que la mitad de los alumnos no dispone de TICs y los pobres incluso más”, explicó el especialista.
El foco de la deserción, se descuenta, estará en la secundaria. Hace ya años, el abandono interanual en la primaria tiende a 0. En cambio, en secundaria, se da un desgranamiento de la matrícula de entre el 9 y el 10 por ciento. Claro que esos guarismos responden a años sin pandemia, sin su impacto económico y la crisis que todavía no se termina de mensurar en la Argentina.
Otro factor que alimenta el incremento del abandono es la demora en la reapertura escolar. Cada día que pasa sin el vínculo presencial, se multiplican las chances de que no vuelvan. Nunca antes los chicos habían estado tanto tiempo sin ir a la escuela. Las vacaciones de verano, de tres meses duración, suelen dejar un tendal de alumnos vulnerables que quedan en el camino. En este caso, ya son seis meses y medio y aún no está claro cuándo se dispondrá el retorno. Solo un puñado de alumnos de La Pampa y Formosa hoy tienen clases presenciales.
Se trata de una “mesa intergubernamental e intersectorial” que reúne a más de 110 actores tanto de gobierno como de la sociedad civil, clubes de barrio, organizaciones sociales y religiosas. La idea es que cada provincia identifique y localice a los estudiantes que interrumpieron el vínculo escolar durante el aislamiento. Se contemplan tutorías, acompañamiento durante el verano, tiempo extraescolar, entre otras líneas de acción.