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Los abusos policiales en un toque de queda “letal”

Laura Parra

Santo Domingo

Para todos es sabido que la autoridad debe respetarse y que cuando una patrulla de policía te da el alto, tu deber es detenerte, tal y como estipula la ley, pero recordemos donde estamos.

El sello característico de los agentes del orden dominicanos es la violencia, tanto es así que en el año 2010 un grupo de jóvenes crearon una campaña pegando calcomanías en los carros con el lema “Policía no me mate, yo me paro en lo claro”  como forma de protesta por todas las personas que murieron o resultaron heridos fruto de los intercambios de disparos, cuando se rehusaron a detenerse a una patrulla en una zona sola y oscura.

Este toque de queda impuesto por nuestro bien, se va pareciendo mucho a los que impusieron los regímenes totalitarios para evitar protestas, con muertes que parecen más bien ejecuciones. Veamos el caso del 23 de marzo en Azua, donde Edwin Céspedes, de 30 años, quien murió tras recibir un disparo en la cabeza de manos de una patrulla policial cuando la víctima se habría opuesto a entrar a su residencia, desacatando el toque de queda.

“La patrulla saben quién fue, porque ellos no andaban ni tantos, eran 4 en una guagua y 2 motores que pasaron, los motores no tenían nada que ver con eso, y cuando el de los motores que le dieron el disparo, arrancaron y se fueron”, explican los familiares de Edwin Céspedes.

Un incidente que llegó a las noticias con un final más afortunado sufrieron 2 miembros del equipo de rodaje de la película internacional “Geechee” el 2 de septiembre, que salieron de las instalaciones de Lantica Media, cerca de San Pedro de Macorís, en horario del toque de queda con el salvoconducto necesario.

Una patrulla de la DNCD, que no llevaba ninguna clase de distintivo porque operaban de incógnito, se ubicó detrás, lo que alertó a los cineastas que arrancaron alarmados por la presencia de ese vehículo, iniciandose una persecución. Los agentes abrieron fuego y cuatro disparos alcanzaron de forma superficial al ocupante del asiento de atrás, cuyo respaldo logró amortiguar los impactos de bala.

El incidente llegó a los periódicos internacionales y a la oficina presidencial.

el 13 de septiembre a las 5:30 de la tarde, Gilberto Jiménez Montero iba transitando en una motocicleta junto a un adolescente de 16 años, por la calle 13 esquina Federico Bermúdez del barrio Mejoramiento Social de la capital, donde se puede apreciar, según las imágenes tomadas por una cámara de video vigilancia, que hay más personas y más motocicletas transitando, pero una patrulla motorizada se coloca al lado del estudiante de 25 años y del menor de edad y dispara su fusil contra el tórax de Gilberto.

El impacto del disparo a quemarropa hace que el agente de la ley pierda su fusil, que cae momentáneamente al suelo. Gilberto Jiménez Montero, caería a pocos metros en el asfalto, mientras la patrulla se aleja para dejarlo desangrase como un perro en la carretera.

“Lo dejaron ahí en el piso, por algo que no puede tener justificación, que mi hijo le faltó el respeto, que mi hijo le fue arriba, nada de eso, nada de eso, que no puede decir que él tuvo razón para dispararle”, manifestó Lilia Montero, madre de Gilberto Jiménez.

Su madre no entiende porque le dispararon si ni siquiera le mandaron a detenerse. Ya que el joven que un tiempo estudió para ser guardia, hubiese acatado el alto, así que no podía creer que hubiese tenido un altercado con la policía nunca.

Sobre este caso, el vocero de la Policía Nacional, general Frank Félix Durán Mejía, informó dos días después, que los miembros de la Fuerza de Tarea Ciudad Tranquila (Ciutran) habían sido los autores del disparo y que se encontraban detenidos y bajo investigación.

Sin embargo a la familia Jiménez Montero no le han informado ni siquiera los nombres de los detenidos.

El pasado miércoles un caso similar saltó de nuevo a las noticias, el del joven Yewklis Oniel Tatis Genao de 25 años, quien según el reporte, una patrulla policial compuesta por el comandante Nicio Antonio Morel de la Cruz y el raso Rudelvis Antonito Disla Peralta, pasadas las 12 de la medianoche le dispararon.

Supuestamente al raso Disla Peralta se le escapó el disparo de su escopeta Mosbertg calibre 12, impactando en la cabeza a la víctima, aunque el orificio de entrada esté en la cien y el impacto fuera también a quemarropa.

Al día siguiente se realizó una rueda de prensa en la que los periodistas esperaban declaraciones sobre el caso, pero solo se informó sobre el cambio de mando del departamento de comunicaciones estratégicas y se les negó cualquier declaración sobre la más reciente ejecución durante el toque de queda.

“Se han estado cometiendo muchos abusos que no han tenido un régimen de consecuencias porque en el país no hay una cultura de reclamo de sus derechos, tampoco hay una cultura de que las personas quieran llevar el caso hasta sus últimas consecuencias”, explica el abogado Cesar Amadeo Peralta.

Hay otros dos casos también muy sonados que involucra policías y muertos, pero que no están tan claros.

Uno de ellos es el caso del tiroteo en la urbanización el Embrujo II, de Santiago, a principios de septiembre, en el que hubo un muerto y dos policías heridos.  El fallecido es Edwin Núñez, conocido como (El Chivo) de unos 24 años, cayó abatido luego de recibir varios impactos de bala en una persecución y tiroteo, que según la prensa duró 1 hora.

El incidente ocurrió entre una patrulla mixta de la Policía Nacional y del Ejército, y miembros de una supuesta banda, pero no se sabe nada más y Edwin Núñez está muerto.

El otro caso ocurrió en Puerto Plata, en el municipio de Luperón, Idilio Antonio Cruz, fue asesinado de un disparo hecho por miembros de la Armada de la República Dominicana supuestamente al no atender el llamado de detenerse en un retén.

La institución dijo inmediatamente que sus miembros dispararon a los neumáticos, pero una de las municiones habría impactado una piedra y fue la que ocasionó la herida. Idilio era chofer de Juan Alberto Brito, a quien contactamos y nos dijo que la acción de los militares supuestamente se trató de un atentado contra su vida y no contra su chofer.

Por parte de la policía también ha habido 13 heridos durante enfrentamientos con personas que se niegan a respetar el toque de queda el toque de queda. En enfrentamientos directos con la policía que fueron respondidos con armas de fuego, una bala perdida alcanzó a la niña de 11 años, Diana Batista Vargas, el 11 de abril en La Puya de Arroyo Hondo, causándole la muerte ya que el impacto de la bala le dio en la cabeza.

“Siempre salen después de las 4:30 , siempre salen a jugar, jugando juegos como hembras y le dieron el tiro ahí fue, ella cayó boca abajo”, narra la madre de la niña fallecida.

“El dolor me está matando, no hace ni 7 meses que perdí una muchacha recién nacida. Esa muchachita que estaba aquí también conmigo, ahora la vengo a perder también, Dios mío, padre celestial y así tan crudamente”, añade la progenitora de la víctima.

Tal vez las fuerzas del orden necesitan dejar el estrés y recordar que han sido entrenados para resistir todo tipo de provocaciones cuando empuñan un arma.

Por eso para evitar que inocentes pierdan la vida y si aspiras a mantenerte con vida durante esta pandemia, es importante acatar correctamente el horario de toque de queda para protegerte, no solo del coronavirus, sino también de los cuerpos castrenses.

 

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