Redacción Internacional, EFE.- América acelera la apertura del espacio aéreo con cada vez más aeropuertos internacionales dispuestos a recibir turistas pero con una doble vara para los migrantes, que tienen más dificultad para moverse que antes de las cuarentenas. A su vez, el continente sigue, como el resto del mundo, atento a la salud del presidente de EE.UU, Donald Trump, positivo de COVID-19.
Mientras tanto, la pandemia en el continente sigue oscilando según el país y deja ya alrededor de 17,1 millones de contagiados y 570.000 muertes, según el informe diario de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El organismo informó este lunes que los casos globales de COVID-19 superaron los 35,1 millones mientras que el número de fallecidos ha llegado a los 1.035.
Solo diez países cuentan por un 70 % de todos las infecciones y decesos reportados y de ellos tres países (Estados Unidos, India y Brasil) representan la mitad del acumulado mundial.
Estados Unidos está lejos de superar la pandemia pero Brasil se mantiene en la senda descendente, con 26.000 nuevos casos, una cifra que puede indicar que el ritmo de infecciones realmente ha empezado a bajar.
RESTRICCIONES A LARGO PLAZO PARA MIGRANTES
Con la emergencia sanitaria se cerraron fronteras y se borró cualquier posibilidad de migrar legalmente para millones de personas en el continente.
Por ejemplo, Estados Unidos aprobó en marzo expulsar del país a los inmigrantes indocumentados sin ningún periodo de detención ni el debido proceso, una decisión que no apoyaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) como se dijo al principio, reveló este fin de semana el Wall Street Journal (WSJ).
A pesar de las prohibiciones, las rutas migratorias seguían funcionando a través de cauces ilegales.
Con una mejora de la incidencia de la pandemia en varios países de América, las autoridades han decidido reabrir rutas aéreas como en Perú, que tras siete meses aislado sin vuelos regulares al exterior, retomó este lunes sus conexiones internacionales con varios países extranjeros.
En el reverso de la moneda, 2.000 migrantes centroamericanos, en su mayoría de Honduras, esperan llegar a Estados Unidos en la primera caravana migrante del año. Ante eso, México se alistó con un reforzamiento de la seguridad fronteriza a las orillas del río Suchiate, frontera natural entre México y Guatemala.
Según algunos activistas, entre la población local se ha corrido información falsa de que los migrantes “vienen contaminados de COVID-19” lo que ha generado rechazo y discriminación.
PENDIENTES DE TRUMP
El continente sigue pendiente de la salud del presidente de EE.UU., Donald Trump, que ha mantenido en vilo a todo el mundo después de dar positivo por la COVID el jueves, y que salió este lunes por la tarde del hospital militar Walter Reed, en Bethesda (Maryland), pese a que su médico personal, Sean Conley, reconoció que “no está fuera de peligro”.
Como suele ser habitual en él, el mandatario empleó su cuenta de Twitter para informar de que sería dado de alta del centro sanitario, situado a las afueras de Washington DC.
“Saldré del gran Centro Médico Walter Reed hoy a las 6:30pm, hora local, (22.30 GMT) ¡Me siento realmente bien! No le tengas miedo a la COVID. No dejes que domine tu vida”, escribió el gobernante momentos antes de ser dado de alta.
Otro mandatario infectado por la COVID-19, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, aseguró hoy que se encuentra recuperado y que a pesar de que sus pulmones “quedaron bien” el cansancio que se siente posterior a la enfermedad “ese va a durar muy probablemente algunas semanas”.
El mundo también está pendiente de Maradona, que dijo haberse sometido a una prueba tras estar en contacto el miércoles pasado con el jugador del Lobo Nicolás Contín, que dio positivo de COVID-19.
NUEVA YORK ECHA EL CIERRE
Nueva York propuso ayer el cierre de toda actividad no esencial a partir del 7 de octubre, incluidos los centros educativos, por la persistencia de la enfermedad.
Esta medida afecta a los nueve distritos postales de la urbe donde se han detectado brotes y en los que el índice de resultados positivos en los análisis se han mantenido por encima del 3 % durante los últimos siete días.
El estado fue un ejemplo para el mundo de cómo gestionar la pandemia, pero irónicamente su evolución va descompasada con el resto del país, donde Florida, que la sobrepasó de largo durante julio y agosto, relaja las restricciones y ve cómo caen los números.
Así, el estado de Florida volvió a bajar de los 2.000 su cuenta diaria de nuevos casos confirmados de la COVID-19, con 1.415, mientras se reportaron 41 decesos más por la enfermedad, todos de residentes, informó el Departamento de Salud.
La buena evolución del virus ha hecho que este lunes regresen de manera voluntaria al colegio miles de alumnos de las escuelas públicas del condado de Miami-Dade, el epicentro de la pandemia en Florida, después de siete meses con las aulas cerradas.
TOQUE DE COLOR EN LA HABANA
El toque de color y de alegría al continente lo da La Habana con la reanudación del transporte urbano y la reapertura de los restaurantes y playas tras un mes de septiembre transformada en ciudad fantasma bajo toque de queda por un rebrote del coronavirus que apenas sumaba unas decenas de casos diarios.
Además, Varadero, el principal destino de sol y playas de Cuba, reabrirá al turismo internacional y reanudará las operaciones aéreas el próximo 15 de octubre tras varios meses cerrado a los viajeros extranjeros por la pandemia de COVID-19.
PREOCUPANTE SITUACIÓN EN MAGALLANES
En el resto del continente, la pandemia evoluciona de forma desigual.
En Chile, mientras la capital respira tranquila, la Región de Magallanes está “ante una situación gravísima”, como declaró hoy el subsecretario de Redes Asistenciales, Arturo Zúñiga.
Chile registró 1.567 nuevos contagios y 58 personas fallecidas por COVID-19 en las últimas 24 horas, elevando este lunes la cifra total de infectados a 471.746 desde el inicio de la pandemia y a 13.037 el número de decesos.
Por otra parte, en Venezuela la oposición denunció este lunes que 1.412 personas han muerto por COVID-19 en el país caribeño, una cifra que duplica la de 653 fallecidos que ha hecho pública el Gobierno de Nicolás Maduro.