Washington, EFE.- La economía brasileña se contraerá un 5,8 por ciento este año por los efectos de la pandemia del coronavirus, para recuperarse y crecer un 2,8 % en 2021, informó este lunes el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El organismo crediticio, que publicó hoy su informe anual sobre la economía brasileña, dentro del llamado Capítulo IV, indicó que no prevé una recuperación del consumo en lo que queda de año.
“Con la ayuda de emergencia reducida a la mitad en los últimos cuatro meses del año, se espera que el consumo privado sólo se recupere modestamente”, debido a los efectos de la crisis y el retiro del apoyo fiscal, agregó.
Antes de la pandemia, que ha dejado 146.000 muertos y casi cinco millones de contagios en Brasil, el organismo había alabado las políticas adoptadas por el Gobierno brasileño, y consideraba que su economía estaba en condiciones de “despegar en 2020”.
El FMI advirtió, sin embargo, que “si las condiciones sanitarias, económicas y sociales resultaran peores de lo esperado, las autoridades deben estar preparadas para proporcionar apoyo fiscal adicional”.
La actividad económica brasileña se contrajo un 7 % en el primer semestre de 2020, la mayor contracción en 30 años, y perdió casi 12 millones de puestos de trabajo entre febrero y julio, más de la mitad de los cuales fueron en el sector informal, según el FMI.
El informe aseguró que algunos indicadores recientes son alentadores, pero que hacer que el empleo, los ingresos y la pobreza vuelvan a los niveles anteriores a la COVID-19 puede llevar tiempo.
En agosto, los depósitos a plazo de los hogares brasileños aumentaron más de un 60 % interanual, mientras que la contracción en las importaciones se espera se traduzca en un ligero superávit por cuenta corriente del 0,3 % del PIB en 2020, a medida que se recupera la demanda externa.
El organismo advirtió de la elevada incertidumbre que hay sobre la evolución de la pandemia y dijo que la finalización del apoyo fiscal a finales de año supondrá una presión agregada.
Instó al Gobierno brasileño a “implementar rápidamente reformas estructurales que aseguren la consolidación a mediano plazo” para mitigar “el riesgo de una dinámica de deuda indeseable”.
“Cualquier gasto adicional podría erosionar la confianza del mercado y aumentar las tasas de interés”, aseguró.
Proyectó que, debido al fuerte aumento del déficit fiscal primario, la deuda pública bruta saltará a alrededor del 100 % del PIB este año, y se mantendrá alta a medio plazo.
El FMI se refirió a las preocupaciones de los mercados sobre la sostenibilidad fiscal brasileña, lo que, aseguró, se ve reflejado en la fuerte curva de rendimiento de la moneda local.
El FMI, sin embargo, identificó como riesgo una segunda ola de la pandemia, pero destacó las considerables reservas internacionales del país y su sistema bancario resistente como fortalezas, así como una baja proporción de deuda pública.
“Las reservas internacionales son aproximadamente 150 por ciento de la métrica de referencia del FMI (ARA) y 250 por ciento de la deuda externa, lo que proporciona un cómodo cojín contra los golpes externos”, indica el informe.
“Con la deuda pública aumentando al 100 % del PIB, preservar el techo de gasto constitucional como ancla fiscal es esencial para respaldar la confianza del mercado y contener el riesgo soberano”, dijo el FMI, al incidir en la necesidad de una consolidación fiscal para cerrar el déficit primario y estabilizar la deuda pública.