(EFE).- Los muertos en Honduras no volverán a “votar” en elecciones generales gracias al nuevo documento de identificación que tendrán los hondureños como parte de la transformación que se inició hace dos años en el Registro Nacional de las Personas (RNP) con ayuda internacional.
“Podemos decir que (los muertos) ya no van a votar”, dijo a Efe en Tegucigalpa Rolando Kattan, uno de los tres comisionados del RNP, un ente que, por el “manoseo político”, al igual que la mayoría de las instituciones del Estado, no ha gozado de credibilidad.
NO MÁS MUERTOS EN LAS URNAS
Una de las razones por la que durante muchos años algunos muertos de hecho votaron en varias elecciones es que “teníamos un subregistro de defunciones, la gente no inscribía a la persona que había fallecido y, al no estar inscrita, su defunción aparecía después en los cuadernos electorales”, explicó Kattan.
Debido a inconsistencias, también son muchos los casos de personas que, estando vivas, no pudieron votar, por no aparecer en los cuadernos electorales.
En otros casos, hondureños con varios años viviendo en el exterior, principalmente en EE.UU., donde residen más de un millón, muchos de manera ilegal, seguían apareciendo en los cuadernos electorales el día de las votaciones como si estuvieran en el país.
Ante la “ausencia de mecanismos de control, se corría el riesgo de que entre los miembros de la mesa electoral dijeran vamos a usar todos estos nombres de estas personas que no asistieron (a las urnas) porque hayan sido migrantes o porque estaban fallecidos”, señaló Kattan, un escritor hondureño que recién ha sido galardonado con el XX Premio Casa de América de Poesía Americana.
El RNP está mejorando todos los sistemas del organismo en lo que respecta a la inscripción de defunciones, interactuando con diferentes instituciones que tienen que ver con las personas, incluidos los que viven en el exterior, añadió Kattan.
“Entonces, lo que se deben dar son los elementos de confianza, porque el mejor sistema electoral no es el más tecnificado, sino en el que confían todas las partes”, subrayó.
El fortalecimiento de la confianza en el RNP, según Kattan, es “la primera piedra angular para la construcción de una sociedad de confianza” y, a partir de ahí, se establece la confianza en las instituciones educativas, económicas, culturales y legislativas, entre otras, que lleven a la identificación del desarrollo del país.
“Pero si no generamos la piedra angular de la confianza, estaremos construyendo cualquier cosa sobre arenas movedizas”, enfatizó Rolando Kattan, quien recordó que las inconsistencias en el organismo encargado de la identificación datan desde el siglo pasado y han llevado al país “a punto de tocar fondo”, creando “inestabilidad social, falta de paz y, sobre todo, falta de confianza”.
“El país se polarizó en dos grupos, aquellos que creen que es injusto que no se reconozcan unos resultados electorales que quedaron muy cerrados, y los otros, que creen que los resultados fueron manipulados”, expresó Kattan.
PROCESO DE IDENTIFICACIÓN DIGITAL
Ante la ausencia de controles para que los hondureños tuvieran un documento seguro y confiable, las autoridades del país decidieron hace dos años intervenir el RNP para hacer una serie de modificaciones y empezar a trabajar en función de consensos y forma técnica que permita un sistema de identificación nacional que ponga la identidad digital al servicio de un gobierno electrónico.
A partir de un gobierno electrónico se pueden desarrollar herramientas de transparencia, de eficiencia, desarrollo y competitividad, indicó Kattan.
El comisionado afirmó que el trabajo en el RNP en los dos últimos años se ha centrado además en devolver la confianza, lo que se logra “haciéndonos todos participes de un proyecto”. Según el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Honduras ronda los 9,5 millones de habitantes, de los que se prevé que alrededor de 5,5 millones podrían ejercer el sufragio en las elecciones generales del 28 de noviembre de 2021.
Kattan indicó que hasta ahora en el sistema del RNP han sido enrolados 2,5 millones de hondureños y se prevé finalizar el 30 de noviembre “con una nueva base registral que sirva a su vez de base para el censo nacional electoral de forma exacta y confiable”.
APORTE DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
Para lograr el objetivo de que los hondureños tengan un buen documento de identificación, que sustituya al actual, que entre otras fallas no tiene fecha de vencimiento, se ha contado con la ayuda internacional. En el proceso de modernización del RNP, los tres comisionados hallaron deficiencias como la de que el 10 % de las personas tenían un problema registral y una inconsistencia entre diferentes bases de datos. En algunos casos, una misma persona con su nombre o apellidos alterados por errores ortográficos al momento de ser inscritos, por ejemplo.
Pero más que problemas, según Kattan, han encontrado una voluntad “de todos los ciudadanos de ser partícipes del proceso de enrolamiento para obtener un nuevo documento de identificación, que además estará cumpliendo todos los estándares internacionales”.
El nuevo documento de los hondureños tendrá seguridad en información de la persona, administración de los datos, impresión segura y duración del documento, entre otros aspectos.
“Vamos a tener un documento con todo el cumplimiento de los estándares, garantías y las posibilidades de operar con las diferentes instituciones”, dijo Kattan, quien resaltó el acompañamiento de la comunidad internacional como las Naciones Unidas, la Unión Europea y el Banco Mundial.
También están contribuyendo el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), el Instituto Holandés y el acompañamiento de la empresa privada.
Una empresa líder a nivel internacional fabricará el nuevo carné de identidad de los hondureños que, en entre otras cosas, supone que los políticos tampoco volverán hacer fraudes en las elecciones, un vicio, al igual que la corrupción, de vieja data en Honduras.