Santiago de Chile, EFE.- El expresidente de Chile Ricardo Lagos (2000-2006) considera que el país cerró “hace mucho tiempo” la era del dictador Augusto Pinochet (1973-1990) pero que aún quedan remanentes como la actual Constitución, redactada durante el régimen militar y que en su opinión debe cambiarse.
Ello pese a que tras las 58 reformas que introdujo en 2005 durante su mandato le sacó “los enclaves autoritarios” al texto y éste pasó el “test democrático”, afirmó este martes el exmandatario en una entrevista con Efe, a pocos días de que Chile celebre un plebiscito para decidir si redacta o no una nueva Constitución.
En su opinión, aun después de la profunda reforma que realizó -que hizo que para muchos la actual sea “la Constitución de Lagos” en vez de la de Pinochet-, despojándola de las instituciones antidemocráticas, la Ley fundamental aún protege y privilegia los intereses privados y al mercado sobre lo público y los ciudadanos.
El expresidente socialista se refirió también a la agitación social que vive el país desde el 18 de octubre (18-O) del año pasado, cuando surgió el llamado estallido social, una ola de protestas contra las desigualdades del país que reclamaba profundas reformas socioeconómicas y de la que surgió el plebiscito constitucional.
EL FIN DE UNA ERA
Pregunta (P).-En el caso de que el domingo gane la opción del “Apruebo” para cambiar la Constitución, ¿se cerraría la etapa de Pinochet para siempre?
Respuesta (R).-Yo creo que el ciclo Pinochet se cerró hace mucho tiempo, otra cosa es que quedan remanentes, como la Constitución, pero ¿Cuántos países tienen un informe Rettig (creado en 1990 para contribuir al esclarecimiento de las principales violaciones de los derechos humanos cometidas en la dictadura), o un informe sobre prisioneros políticos y tortura? No conozco ninguno. Hemos avanzado mucho pero efectivamente los remanentes últimos están en esta Constitución.
P.-¿Sigue siendo la “Constitución de Pinochet” pese a las reformas que usted introdujo?
R.-Me dediqué a sacarle los enclaves autoritarios y en efecto yo dije que esa Constitución pasa el test democrático. A mí no me interpreta, pero pasa el test democrático porque las instituciones antidemocráticas las habíamos sacados. Dicho esto, la Constitución tiene que cambiarse.
P.-¿Estamos ante el final de la transición democrática o ante el inicio de una segunda transición hasta una eventual nueva Constitución?
R.-Lo veo mas complejo. Hoy día hay que hacer una Constitución para la era digital, que es algo mucho más grande que la Constitución de Pinochet. La política dejó de ser vertical, ahora le van a exigir que entre elección y elección haya un mecanismo que permita que se escuche a los ciudadanos.
Estos hechos que estamos viendo (por la pandemia) nos obligan a una Constitución acorde con los tiempos y me temo que lo mas difícil para las clase política es darse cuenta que no estamos en la era industrial, estamos en la era digital.
EXPECTATIVAS SOBRE NUEVA CONSTITUCIÓN
P.-¿Es una nueva Constitución la solución para los reclamos en salud, educación o pensiones que pide la ciudadanía o puede haber falsas expectativas con este proceso?
R.-El problema es que la redacción de una nueva Constitución se supone que va a durar un año pero las demandas producto del 18-O y las demandas mucho mayores de la pandemia de covid-19 van quemando. Todo lo que habíamos ganado en ingreso por persona en los últimos ocho años está perdido, estamos atrás ocho años.
Entonces acá estamos discutiendo una Constitución que es algo bastante abstracto y por otro lado hay personas mostrando los pocos ingresos que tienen. Tenemos que ser capaces de satisfacer las demandas inmediatas porque al escribir una Constitución usted no resuelve ningún problema concreto.
P.-¿Cuáles serían para usted los pilares básicos de una eventual nueva Constitución?
R.-A lo que yo aspiro es a que la decisión sobre los bienes y servicios la puedan tomar los ciudadanos, no el mercado.
El Estado debe garantizar el derecho a la salud, la educación, el retiro y la jubilación, la seguridad social, el respeto a los pueblos originarios, a la pluralidad de la cultura… y todas esas cosas, que son simples, no pueden llevarse a cabo con la actual constitucionalidad que hay.
P.-¿Prevé una alta participación en el plebiscito? ¿Cree que habrá episodios de grave violencia como el pasado domingo en la conmemoración del primera aniversario del 18-O?
R.-Creo que no va a haber hechos violentos, estoy haciendo una apuesta fuerte. Otra cosa es que pueda haber menos gente por temor a hechos violentos, pero el que va a votar va a pedir tranquilidad y no va a permitir que nadie le interrumpa.
Además, hay una pandemia, hay que mantener una distancia. Se han tomado todas las medidas y esperemos que eso también funcione y se pueda hacer una elecciones adecuadas en esta situación tan insólita.