El régimen de Corea del Norte está confinando a sus habitantes que contrajeron el nuevo coronavirus en “campos de cuarentena”, donde no les provee ningún tipo de cuidado ni alimento y los deja morir. Así lo afirmó en un informe la ONG “Helping Hands Korea”, con sede en Seúl y dirigido por el activista cristiano Tim Peters.
Las instalaciones, indica el documento, se han construido especialmente para albergar a pacientes en ciudades cercanas a la frontera con China. Quienes están aislados en los campos no están recibiendo la ayuda médica adecuada y se les deja morir de hambre.
Kim Jong-un ha sostenido reiteradamente que Corea del Norte no se ha visto afectada por la pandemia, algo de difícil comprobar por el secretísimo y hermetismo con el que se maneja el dictador.
La situación relacionada a la pandemia dentro de Corea del Norte es “muy grave”, dijo Peters, cuya ONG proporciona suministros médicos y de otro tipo al país.
En una entrevista con el SCMP, Lee dijo que los refugiados habían informado de casos de personas con síntomas que “eran obligadas a aislarse o las encerraban en sus casas sin comida u otro apoyo y las dejaban morir”. Agregó que los funcionarios no tienen forma de rastrear, ni detener, la propagación de COVID-19 ya que “no cuentan con los kits de testeos adecuados”.
Las horribles revelaciones se producen un mes después de que el líder Kim Jong-un se emocionara visiblemente durante un discurso en un desfile militar. El dictador lloró mientras agradecía a las tropas por sus sacrificios y se disculpó con los ciudadanos por no haber podido mejorar sus vidas.
Kim dijo que estaba agradecido de que ni un solo norcoreano hubiera sido infectado con el virus, una afirmación sobre la que los funcionarios estadounidenses y surcoreanos pusieron en duda y que las nuevas evidencias refuerzan.
Las Naciones Unidas han dicho que hasta el 40% de la población enfrenta escasez de alimentos, que puede haber sido agravada por las graves inundaciones y tifones del verano.
Infobae