Berlín, EFE.- La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) inició este sábado su congreso federal con ataques a las restricciones frente a la pandemia impuestas por el gobierno de la canciller Angela Merkel que, a juicio de ese partido, llevarán a la ruina a pequeños o grandes comerciantes, además del mundo cultural.
El gobierno de Merkel practica la “política de la bancarrota” y “destruye la existencia” de los ciudadanos del país, a los que arrastra “al desempleo”, afirmó el co-presidente del partido, Tino Chrupalla, en su mensaje de saludo a los 600 delegados de la AfD.
“Nosotros somos los defensores de la democracia y de las libertades”, prosiguió ante la convención, que se celebra en Kalkar, una pequeña ciudad a unos 60 kilómetros de la frontera con Holanda.
Chrupalla, co-presidente junto con Jörg Meuthen -representante del ala más moderada del partido- defendió la decisión de celebrar ese congreso presencial, pese a las restricciones a la vida pública por la pandemia, como vía para “defender el debate democrático”.
La AfD logró que se autorizase su congreso presencial, aunque tuvo que acatar a regañadientes la orden de que los delegados acudan con mascarilla, que sólo se podrán retirar en la tribuna de oradores. Chrupalla pidió a sus correligionarios que se ciñan a esa orden, ya que la alcaldía de la ciudad ha advertido que no hacerlo implicará la interrupción del congreso, de dos días de duración.
La mayoría de los partidos del espectro parlamentario alemán han optado por aplazar sus congresos, celebrarlos en formato virtual o fórmulas híbridos. Para la AfD, mantenerlo en forma presencial es una exhibición de fortaleza.
El congreso se celebra en un recinto llamado “Wunderland” -“País de las maravillas”- de una antigua central eléctrica, que está protegido por un cordón policial. En Kalkar hay convocadas varios actos este sábado contra la presencia de la AfD en la ciudad.
AQUEJADO POR LAS MULTAS Y LAS TENSIONES INTERNAS
La AfD atraviesa una fase de debilidad aquejada por conflictos entre su cúpula y su corriente más radical -“Der Flügel”, El Ala, formalmente desarticulada, pero aún activa y bajo observación de los servicios secretos por sus vínculos con el neonazismo.
Tiene, además, pendientes varias multas impuestas por el Bundestag (Parlamento federal) -una de ellas, de medio millón de euros- por donativos irregulares.
La AfD es la primera fuerza de la oposición parlamentaria desde 2017, en que irrumpió en el Bundestag con un 12,6 % de los votos. Ahora se le estima una intención de voto del 9 %, aunque en algunas regiones del este del país alcanza el 25 %.
Busca ganar electorado con el voto de protesta contra las restricciones por la pandemia. Está muy presente en esas movilizaciones, que en Berlín y otras ciudades del país han llegado a juntar a decenas de miles de seguidores.
Ahí coinciden ciudadanos molestos por lo que consideran recortes a sus derechos fundamentales, comerciantes afectados por las restricciones, defensores de teorías de la conspiración y radicales violentos, como han advertido los servicios secretos de Interior.
