(EFE).- Un grupo de manifestantes encapuchados quemó este sábado un autobús en la esquina del Palacio Nacional de la Cultura (oficina de Gobierno) de Guatemala, en medio de la protesta ciudadana pacífica que se desarrollaba en contra del Gobierno y el Congreso.
Un grupo de encapuchados, armados con palos y garrotes, quemó una unidad del Transurbano, un sistema de autobús rápido, después de tres horas de protesta sin incidentes y en condiciones tranquilas, convocada por el descontento popular por la aprobación de un presupuesto en la opacidad, de madrugada hace dos semanas y que esta semana fue archivado por el propio Congreso en una conflictiva sesión.
El Cuerpo de Bomberos Voluntarios llegó al lugar para apagar el incendio ante la presencia de un contingente de la Policía Nacional Civil y de unos 7.000 manifestantes que protestaban de forma pacífica. Los bomberos descartaron que se produjeran personas heridas tras el incendio.
Efe pudo constatar que el autobús incendiado estuvo estacionado al inicio de la manifestación, convocada a las 14.00 hora local (20.00 GMT), hasta su incendio tres horas y media más tarde por un grupo de encapuchados que fue increpado por la manifestación pacífica, a escasos metros de distancia.
Desde un megáfono, en la tarima principal desde donde hablaron diversos manifestantes, una mujer gritaba a los encapuchados que detuvieran la quema.
Después de que los bomberos apagaran el autobús, encapuchados se abalanzaron en contra de los agentes de la Policía Nacional Civil desarmados y que desde la mañana permanecían resguardando el frontispicio del Palacio.
El repliegue y la presión de encapuchados continuó por dos manzanas, hasta llegar a la calle que divide el Palacio de la Casa Presidencial, en paralelo al parque donde continuaron las protestas pacíficas. Allí los policías se resguardaron en los escudos de los oficiales antidistirubios.
Otros manifestantes se sumaron al tumulto para pedir que la manifestación retomara su esencia pacífica, generando un momento de tensión justo detrás del Palacio Nacional.
Una parte de las personas se trasladaron a la parte frontal de la Casa Presidencial, la oficina del gobernante, Alejandro Giammattei.
UNA PROTESTA DE COME FRIJOLES
Miles de guatemaltecos volvieron a manifestar pacíficamente este sábado en contra del Gobierno y del Congreso, una semana después de que la Policía Nacional Civil excediera el uso de la fuerza contra la población en la misma plaza y que un grupo de encapuchados quemara el Parlamento.
Pese a la violencia, a las detenciones y las bombas de gas que restaron protagonismo a la protesta el fin de semana pasado, el parque central de la capital guatemalteca se llenó en una proporción similar a la de hace siete días y todo transcurrió sin sobresaltos.
Otras plazas en el país volvieron a demostrar su descontento contra un Congreso que archivó esta semana el presupuesto que provocó la protesta inicial y contra un Gobierno, encabezado por el presidente, Alejandro Giammattei, que ha señalado a los inconformes y la oposición de querer realizar un supuesto golpe de Estado.
La semana pasada, uno de los diputados aliados al oficialismo e integrante del bloque Valor Esteban Barrios, atizó contra el pueblo guatemalteco al asegurar que no tenía por qué “agachar la cabeza más que, solamente, nuestras rodillas inclinarlas ante Dios y delante de cualquier ‘comelón de frijoles’ estaremos de pie todo el tiempo”.
Eso provocó una reacción en redes sociales que se trasladó a la plaza este sábado con la defensa al frijol y a los que consumen esta dieta, de la mayoría de la población en un país de más de 16,3 millones de habitantes y donde el 60 por ciento vive en condiciones de pobreza.
A un lado del asta de la bandera, dentro del altar de las 41 niñas quemadas en marzo de 2017 en un hogar estatal, la alcaldesa indígena de Palín (sur del país), Álida Vicente, dijo a Efe que era “simbólico” , pues “el frijol es base fundamental de nuestra alimentacuión y representa la extrema pobreza de nuestras comunidades”.
Vicente puso a cocinar una olla de frijoles en leña como parte del simbolismo y lo repartió entre algunos manifestantes. Aseguró que “hoy venimos a poner nuestros frijoles acá para hacer ver que los de abajo podemos cuestionar ese sistema racista, clasista y excluyente que nos tiene en extrema pobreza”.
También hubo personas civiles que protestaron en contra de la misión de la OEA pedida por el Gobierno de Giammattei, quien durante la semana invocó la Carta Democrática Interamericana por “los gravísimos sucesos ocurridos en los últimos días”.
El sábado pasado otro grupo de encapuchados quemó parte de las oficinas del Congreso y un día antes, el vicepresidente, Guillermo Castillo, exigió la renuncia de ambos en conjunto debido a que “las cosas en el país no están bien”.
El propio Castillo calificó de “precipitada” la decisión del mandatario de pedir la investigación de la OEA e instó a esta misión internacional investigar el abuso de la fuerza policial el sábado pasado.