Washington, EFE.- La región de las Américas reportó más de seis millones de nuevos casos en noviembre pasado, casi un 30 % más en octubre, advirtió este miércoles la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa Etienne.
Durante una rueda de prensa virtual, Etienne indicó que la semana pasada 1,6 millones de personas en la región contrajeron la COVID-19 y 22.000 murieron a causa del virus.
“Hemos visto récord de casos diarios registrados en Estados Unidos”, puntualizó la experta, al señalar que en el país, que con 13,7 millones de contagiados y más de 270.000 muertes es el más golpeado por la pandemia, “hay más de 96.000 personas hospitalizadas, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia”.
También llamó la atención sobre los “grandes brotes” en los hogares de ancianos y en los centros de vida asistida, al tiempo que los casos se extienden entre las comunidades indígenas y las áreas remotas del país.
En Panamá, según la directora de la OPS, se han notificado un aumento de los contagios en la provincia de Guna-Yala, donde están asentadas comunidades indígenas.
Mientras que en Sudamérica, Brasil viene experimentando aumento de los casos en varios estados en contraste con Argentina, donde desde principios de noviembre viene ocurriendo una disminución de los casos.
PANDEMIA GOLPEA A AFRODESCENDIENTES
Etienne, una mujer de ascendencia africana nacida y criada en el Caribe, advirtió que la pandemia ha dejado claro que, “este virus, al igual que otras crisis sanitarias, afecta de manera desproporcionada a los más vulnerables”, especialmente a las poblaciones negras.
“Los afrodescendientes representan alrededor de una quinta parte de todas las personas en las América”, sostuvo, al destacar que “son el grupo racial dominante en la mayoría de los países del Caribe”, representan más de la mitad de la población brasileña y el 13 % de los habitantes en EE.UU., entre otros.
No obstante, señaló que, en muchos lugares, “la pobreza, las condiciones de vida inadecuadas y el acceso limitado a la atención de salud los pone en mayor riesgo de COVID-19”.
A la vez, apuntó que los afrodescendientes “están en la primera línea” de la lucha contra la pandemia, ya que son trabajadores que alimentan los sistemas de saneamiento, que manejan el transporte público o cuidan de los ancianos y los enfermos.
“En Estados Unidos, los CDC (Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades) informan que una persona negra tiene 2,6 veces más probabilidades de contraer el virus y el doble de probabilidades de morir por COVID-19 que sus contrapartes blancos”, agregó.
La experta mencionó que la situación es similar en Brasil, donde las tasas de mortalidad entre negros y mestizos son 1,5 veces más altas que entre los ciudadanos blancos”.
En Ecuador, los varones afrodescendientes sufren una tasa de mortalidad un 50 % más alta que los hombres mestizos, agregó.
“Estamos tomando este tema como una prioridad y lo estamos incorporando en nuestros programas”, agregó la funcionaria, que además convocó a los Estados miembros de la OPS en torno a una agenda de acción que incluya mejores datos, mayor participación y mejor acceso a los servicios para las comunidades afrodescendientes.
“La pandemia -concluyó- es una llamamiento urgente a la acción sobre las desigualdades raciales, una oportunidad para que hagamos mejor las cosas y cumplamos nuestra promesa de salud para todos”.