Que “somos lo que comemos” ya es sabido por todos. Ahora, cada vez más, se conoce el impacto de la alimentación en órganos tan sensibles como el cerebro, que tiene una relación directa sobre la salud cognitiva durante la adultez.
Sobre eso ahondaron investigadores de la Universidad Estatal de Iowa en un estudio publicado recientemente en el Journal of Alzheimer’s Disease.
El trabajo, liderado por el doctor Auriel Willette -profesor de Ciencias de los Alimentos y Nutrición Humana- es el primero en realizar un análisis a gran escala en el que se vinculan alimentos específicos con la agudeza cognitiva posterior en la vida.
En esta investigación los participantes completaron un Test de Inteligencia Fluida (FIT, por sus siglas en inglés), que formaba parte de un cuestionario online al comienzo del estudio (compilados entre 2006 y 2010) y luego en dos evaluaciones de seguimiento (llevadas adelante entre 2012 y 2013 y, luego entre 2015 y 2016).
Los participantes también respondieron preguntas sobre el consumo que hacían de alimentos y alcohol, al inicio del estudio y en las dos evaluaciones de seguimiento.
Entre los principales hallazgos del estudio, los autores destacaron:
2- El consumo diario de alcohol, en particular el vino tino, se relacionó con mejoras en la función cognitiva.
4- El consumo excesivo de sal es malo, pero sólo las personas con mayor riesgo de padecer enfermedad de Alzheimer deben controlar su ingesta para evitar problemas cognitivos a futuro.
“Dependiendo de los factores genéticos que portemos, algunas personas parecen estar más protegidas de los efectos del Alzheimer, mientras que otras parecen tener un mayor riesgo. Dicho esto, creo que las elecciones de alimentos correctas pueden prevenir la enfermedad y el deterioro cognitivo por completo.
Quizás la solución milagrosa que estamos buscando es mejorar la forma en que comemos. Saber lo que eso implica contribuye a una mejor comprensión del Alzheimer y a poner esta enfermedad en una trayectoria inversa”, resaltó por su parte el neurocientífico Brandon Klinedinst, quien también integra el departamento de Ciencias de los Alimentos y Nutrición Humana de la Universidad Estatal de Iowa.