Fue desde el inicio de la pandemia uno de los temas en los que los expertos no se pusieron de acuerdo fácilmente. Mientras algunos desde el comienzo aseguraban que las mascarillas sólo debían ser usadas por el personal de salud y las personas con síntomas, finalmente se impuso la recomendación de que lo más seguro era que sean usadas por toda la población.
Pero para garantizar el stock de las que sí o sí deben usar médicos, enfermeros y demás personas que interactúan con pacientes enfermos, el uso de los tapabocas de tela fue ganando terreno.
Ahora, ante el avance de nuevas variantes del virus que amenazan con ser más contagiosas, el debate vuelve al centro de la escena y algunos países ya exigen los barbijos sanitarios para permanecer en lugares públicos cerrados.
Francia se adelantó y ya actualizó su política sobre la venta de mascarillas ante el avance de la variante británica del coronavirus, más contagiosa, para limitar el uso de las alternativas no sanitarias con una capacidad de filtrado de partículas menor al 90%. La nueva disposición, que se publicó este este jueves en el boletín oficial, regula la comercialización de mascarillas no quirúrgicas y aumenta además la distancia de seguridad recomendada en caso de no llevar protección hasta los dos metros, en lugar del metro recomendado hasta ahora.
En concreto, el Ejecutivo francés considera mascarillas protectoras las de uso quirúrgico o equivalentes y la FFP2 y FFP3 sin válvula.
En Alemania, donde llevan dos meses y medio de cierre prácticamente total de la vida pública, y aún van a tener que seguir dos semanas más de lo previsto, hasta el 14 de febrero, ya no se puede entrar en espacios cerrados (como supermercados u oficinas) con mascarillas de tela o higiénicas. Tampoco cubrirse con una bufanda o un pañuelo.
Entre las nuevas medidas adoptadas por el gobierno alemán se destaca la de exigir mascarillas “médicas” en los comercios y el transporte público, donde ya no se podrá entrar con cubrebocas de tela. Los ciudadanos podrán usar mascarillas FFP2, NK95 o quirúrgicas, más baratas que las anteriores pero también con buena protección. “Es necesario reducir los contactos”, señaló Angela Merkel, que también avanzó que el ministro de Trabajo, Hubertus Heil, ya está preparando una nueva norma que regule que sólo los trabajadores cuya presencia física en la empresa sea necesaria se desplacen. Todas las empresas que puedan teletrabajar deberán hacerlo.
Sin embargo, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias de ese país, avaló el uso de mascarillas quirúrgicas o las EPI (FFP2 o FFP3). “A mayor protección, mejor”, dijo en una comparecencia la semana pasada, al tiempo que destacó que la protección se puede conseguir “con diferentes tipos de mascarillas o combinaciones”.
El epidemiólogo destacó no obstante que “si dos personas se encuentran en la misma estancia y ambas llevan mascarilla, ya sea FFP2 o quirúrgica el efecto se multiplica”.
“Desde LaLiga pedimos a todas las personas que acceden a los estadios, que no bajéis la guardia y evitéis síntomas de relajación. Os recordamos que, poniéndonos en riesgo a nosotros mismos, también ponemos en riesgo a nuestro entorno”, señalaron las autoridades de la competencia en un comunicado.
La palabra de la OMS
Las mascarillas de tela siguen siendo eficaces, incluso contra las nuevas variantes del coronavirus, porque el modo de transmisión es el mismo, afirmó la Organización Mundial de la Salud (OMS), que no prevé cambiar sus recomendaciones.
“Todas las personas de menos de 60 años que no tengan problemas de salud particulares pueden usar mascarillas de tela, no quirúrgicas”, afirmó la responsable de la gestión de la pandemia en la OMS, Maria Van Kerkhove.
“En las zonas donde el virus circula, hay que llevar puesta la mascarilla cuando las personas están amontonadas y es imposible que se hallen a por lo menos un metro de distancia las unas de las otras, y también en cuartos con poca o mala ventilación”, añadió en rueda de prensa.