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Taponamiento cardiaco: causas y tratamientos

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El taponamiento cardiaco o taponamiento pericárdico es una emergencia médica. Consiste en la acumulación de líquido o sangre alrededor del miocardio, que es la capa muscular del corazón. Este líquido presiona de forma excesiva al órgano, comprometiendo su movimiento.

El corazón es el órgano encargado de bombear la sangre oxigenada a todos los órganos y tejidos del cuerpo. El taponamiento cardiaco hace que no pueda latir con suficiente fuerza y eficacia. Por eso puede poner en riesgo la vida.

Este problema es una situación relativamente frecuente que debe tratarse con urgencia. En este artículo te explicamos todo lo que debes saber sobre la condición y cómo identificarla.

¿Qué es el taponamiento cardiaco?

El taponamiento cardiaco es una alteración grave del funcionamiento del corazón. Lo que ocurre es que se acumula líquido o sangre en el interior del pericardio.

Para poder entender el taponamiento cardiaco hay que conocer primero ciertos rasgos anatómicos del órgano. El corazón está formado por tres capas: el endocardio, el miocardio y el pericardio. El endocardio es la más interna, la que recubre las cavidades cardíacas.

El miocardio, por su parte, es la capa muscular. Es decir, la que permite que se bombee la sangre a todas las partes del organismo. El pericardio es una especie de membrana fibrosa que consta de dos capas, entre las que hay un espacio virtual que puede llenarse de líquido.

En el taponamiento cardiaco el líquido se acumula entre las dos capas del pericardio. La cantidad es tal que el corazón queda presionado y no puede distenderse. Por lo tanto, no puede llenarse de sangre ni bombearla.

Es importante distinguir entre derrame pericárdico y taponamiento cardiaco, porque son situaciones similares, pero de diferente gravedad. Según afirman Cirujanos del Corazón, el derrame pericárdico hace referencia a un aumento del volumen de líquido pericárdico.

No obstante, puede ser de pequeña o de gran cantidad y no tiene por qué influir en el funcionamiento cardíaco. Cuando se habla de taponamiento cardiaco se hace referencia a un derrame grande, de hasta 2 litros, que compromete la función.

¿Cuáles son los síntomas?

El taponamiento cardiaco provoca que el corazón no pueda distenderse lo suficiente como para llenar sus cavidades de sangre. Esto, a su vez, hace que con cada latido se expulse menos sangre oxigenada o con menos fuerza.

De esta manera, la sangre no circula de forma correcta. Hay 3 signos muy característicos del taponamiento cardiaco que reciben el nombre de tríada de Beck:

Disminución de los sonidos cardíacos o sonidos apagados.

Baja presión arterial, lo que puede llevar al shock.

Dilatación o abultamiento de las venas del cuello.

Además, el taponamiento produce una serie de síntomas derivados de esa falta de perfusión. Por ejemplo, son muy frecuentes los mareos, los desmayos y la somnolencia. La piel suele estar fría y ligeramente cianótica (de color azulado).

Es usual que el pulso se vuelva débil y rápido. Además, los pacientes están agitados y ansiosos, con dificultad para respirar. También es posible que aparezca dolor en el pecho, en la espalda o irradiado al abdomen.

Causas del taponamiento cardiaco

El taponamiento cardíaco, como hemos explicado en la introducción, se produce a raíz de un derrame pericárdico. Es decir, se acumula líquido entre las dos capas del pericardio y se ejerce presión sobre el corazón. Esto puede ocurrir, a su vez, por múltiples motivos.

Según explica el Manual MSD, entre las causas más comunes destacan el aneurisma de aorta, el cáncer de pulmón y el infarto de miocardio. También ante un traumatismo, como heridas por armas o impactos de alta intensidad.

El aneurisma de aorta consiste en la presencia de una zona debilitada en la pared de este vaso. El área es más frágil, por lo que puede dar lugar a una disección. La disección conlleva la extravasación sanguínea.

La cirugía cardíaca también puede asociarse a un taponamiento cardiaco. Lo mismo ocurre con ciertas patologías, como la pericarditis, la tuberculosis o la insuficiencia renal.

Grupos de riesgo y prevalencia

El taponamiento cardiaco, por fortuna, es una situación poco frecuente. Se producen alrededor de 5 casos por cada 10 000 ingresos hospitalarios.

No obstante, hay ciertas patologías o condiciones que aumentan el riesgo de sufrir un taponamiento cardíaco. Por ejemplo, el cáncer. En concreto, el de pulmón avanzado es el que más se asocia con este problema.

Ciertas patologías, como la insuficiencia cardíaca o la enfermedad renal, también son factores de riesgo. Esto se debe a que se asocian a una mayor retención de líquidos, los que pueden acumularse en el pericardio. Lo mismo sucede con los trastornos autoinmunes, como el lupus.

¿Cómo se diagnostica el taponamiento cardiaco?

El diagnóstico del taponamiento cardiaco debe ser rápido, ya que se trata de una emergencia médica. Por eso, en primera instancia es fundamental fijarse en los síntomas. Hay que realizar una buena exploración física, medir la presión arterial y auscultar el corazón.

Además, tal y como explica un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología, hay una serie de pruebas complementarias que ayudan a confirmar el diagnóstico. Una de ellas es el ecocardiograma. Es una prueba inocua que permite observar la estructura cardíaca y la presencia de líquido.

También se utiliza la tomografía computarizada, la resonancia cardíaca y la radiografía de tórax. Las dos primeras son más precisas, mientras que la radiografía contribuye a ver si el órgano tiene un tamaño mayor de la normal o una forma inusual.

El electrocardiograma suele emplearse para comprobar si existe alguna alteración en la actividad eléctrica. Por otra parte, se complementa con análisis de sangre para ver si hay daño en el miocardio. Esto se evidencia mediante la elevación de ciertas enzimas específicas, como la troponina.

Tratamientos disponibles

La persona que lo sufre puede entrar en shock e incluso morir. Por ello, hay que intentar drenar el líquido que comprime el corazón.

Para ello hay diferentes técnicas disponibles. Lo ideal es comenzar con la menos invasiva, como la pericardiocentesis. Tiene un menor riesgo de complicaciones y una tasa de mortalidad inferior. Consiste en extraer el líquido acumulado entre las capas del pericardio mediante una aguja.

Otra técnica es la pericardiectomía. Es una opción más compleja, en la que se extirpa parte del pericardio. Así se permite que el líquido salga y se reduzca la presión sobre el corazón.

No obstante, en ocasiones es necesario recurrir a la cirugía abierta. El procedimiento se denomina toracotomía. Consiste en abrir la pared torácica y manipular el corazón de forma directa para drenar el líquido o eliminar cualquier defecto.

El taponamiento cardiaco es una urgencia

El taponamiento cardiaco consiste en una acumulación de líquido alrededor del corazón. El líquido produce una presión sobre este órgano que impide que se dilate y se pueda llenar de sangre. Por ello, los latidos son ineficaces para conseguir que la sangre llegue a todas las partes del cuerpo.

Cuando aparece este problema es fundamental instaurar el tratamiento de forma precoz. Si no, el paciente puede entrar en shock e incluso morir. Por eso es esencial conocer los signos de alarma y buscar ayuda de forma urgente.

Fuente: Mejor con salud

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