La India está camino de convertirse en la tercera economía más grande del mundo y el Bank of America (BofA) le ha puesto fecha a este ascenso: 2031. Para ese año, el producto interno bruto (PIB) indio superará al de dos gigantes industriales como Alemania y Japón si muestra los parámetros de crecimiento esperados.
Dos expertos del banco, los economistas Indranil Sen Gupta y Aastha Gudwani, creen que el país asiático podrá mantener la inflación dentro del 5 % y experimentará una devaluación del 2 %, pero el factor clave es su tasa de crecimiento real. “Nuestra proyección de un crecimiento real del 6 % está en realidad por debajo del promedio de 6,5 % [registrado] desde el 2014 y de nuestro potencial estimatorio del 7 %”, explicó Gupta, citado por el periódico Business Standard.
El valor de la inflación en esta previsión es un punto porcentual menor que en la anterior del mismo ente, publicada en 2017. También el pronóstico de la devaluación anual ha descendido del 3 % al 2 %, dijo el analista.
Siguen estado vigentes los tres factores clave del crecimiento indio: el alza demográfica, la creciente madurez financiera y la aparición de nuevos mercados. No obstante, hace cuatro años en BofA Securities esperaban que la economía india adelantara a la nipona para el 2028, algo que finalmente no sucederá.
Esta revisión se debe a la persistente amenaza de la pandemia del coronavirus. Los crecientes casos de covid-19 en todo el país pueden afectar a su frágil recuperación económica en el corto y medio plazo, opinan los expertos, quienes pronostican, por otro lado, que el impacto será menos severo en comparación con el causado por el confinamiento a gran escala del año pasado.
Los economistas se muestran preocupados por la situación pandémica en un estado indio en particular, Maharashtra, pero de momento no creen que se trate de una segunda ola a nivel nacional.
Hay también preocupaciones de índole económica, como el aumento de los precios del petróleo, que puede avivar la inflación y poner en riesgo las proyecciones, según los expertos de BofA. Un crudo a más de 100 dólares por barril “empujaría el déficit en cuenta corriente más allá del nivel sostenible del 2 % del PIB y presentaría un riesgo a la baja”, concluyen.