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Cuáles son las claves para ventilar bien los ambientes cerrados y evitar el contagio por COVID-19

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Aunque la recomendación de las autoridades sanitarias es pasar la mayor cantidad posible en espacios abiertos y al aire libre, es inevitable llevar adelante en esos lugares ciertas actividades que se llevan adelante puertas adentro.

Por este motivo resulta fundamental refrescar ciertas recomendaciones para minimizar el riesgo de contagio frente al COVID-19 pero además para tener en cuenta la optimización del aire respirado.

“El aire limpio o fresco está libre de partículas y sustancias irritantes”, explicó Mario Blei, presidente de la Sociedad de Medicina Residencial, Higiene de Edificios y Toxicología de Interiores en Alemania.

En el exterior, el aire que se respira está en constante movimiento y se mezcla rápidamente, mientras que en las habitaciones cerradas permanece más o menos quieto. Eso es lo que permite que se concentren allí contaminantes o incluso virus que se habrían dispersado rápidamente en la atmósfera al estar al aire libre.

El dióxido de carbono exhalado también puede ser problemático. En este sentido se puede aguantar hasta 1.000 ppm (partes por millón) en el ambiente, señaló el profesor universitario Klaus Fiedler, que lleva 40 años investigando en el campo de la higiene y la medicina residencial.

Pero este valor se puede superar rápidamente, indicó Fiedler, quien ofrece como ejemplo la situación de dos personas durmiendo en una habitación pequeña con ventanas bien cerradas.

Según el catedrático, se podrían alcanzar más de 2.000 ppm de dióxido de carbono transcurrida la noche. Al día siguiente esas personas podrían sufrir posibles consecuencias de ello como dolores de cabeza, fatiga o disminución de la capacidad de concentración.

“La ventilación de los espacios cerrados, como oficinas, autos, casas, escuelas y transporte público, hoy es clave como una manera para controlar la pandemia”, dijo a Infobae, José Luis Jiménez, profesor de Química de la Universidad de Colorado Boulder, Estados Unidos, que es parte del grupo de 239 científicos que le señaló a la OMS el año pasado que debía considerar que el coronavirus también se transmite por el aire y es uno de los especialistas que firmó el reciente artículo publicado en The Lancet que reúne evidencia aplastante de que el principal modo de transmisión del coronavirus es por el aire.

“¿Por qué seguimos estando en pandemia? Una de las razones es que una persona puede infectarse con el coronavirus y no dar síntomas. Pero al exhalar o al hablar emite aerosoles que contienen el coronavirus. El problema es que los demás ven a esa persona como alguien sano y si comparten un espacio como oficina, escuela, o transporte, pueden contagiarse la infección. Aún cuesta reconocer que el coronavirus también está en el aire”, afirmó Jiménez, quien tiene un doctorado en ingeniería mecánica del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

Ventilar varias veces al día

“La gente a menudo ni siquiera se da cuenta de cuándo debe ventilar”, alertó Fiedler. “A menudo se siente el aire viciado solo cuando se produce el contraste, tras llegar de otra habitación”. Por ello, aconseja procurar cambiar completamente el aire de la habitación ventilando tres veces a lo largo del día.

Conviene tener presente, sobre todo teniendo en consideración el coronavirus, que los filtros de aire en la habitación no pueden sustituir la ventilación constante.

Según explicó en septiembre del 2020 a Infobae Jiménez, estar al aire libre, usar barbijo y mantener distancia social son las 3 claves para frenar los contagios por COVID-19.

Sobre el virus SARS-CoV-2 precisaba: “Desde el punto de vista técnico es un virus que se transmite por esta vía de los aerosoles y un poco por las superficies; es difícil de entender ya que no es super contagioso. La medicina y los epidemiólogos tienen la creencia de que si un virus se transmite por el aire tiene que ser muy contagioso y esto es un error de la historia, han negado que las enfermedades o los virus se transmiten por el aire y sólo se han demostrado las que eran muy contagiosas”.

Los aerosoles “son pequeñas partículas, pequeñas bolitas de material, o saliva o fluído respiratorio, -el fluido que moja nuestros pulmones que es básicamente mucina y cloruro sódico- y salen al hablar o al respirar y flotan en el aire- salen también las gotas más grandes que caen al suelo en uno o dos metros-, pero también salen partículas mucho más pequeñas que no vemos y ahí puede haber un virus, y entonces esas se quedan flotando en el aire, y otra persona la puede respirar y así infectarse”, especificó el químico, que según la Universidad de Colorado es el quinto científico más citado a nivel mundial en geociencias durante los últimos 10 años.

Prestar atención a la temperatura y la humedad

Si se quiere tener un clima ambiental saludable, no solo se debe prestar atención a la concentración de dióxido de carbono y vapores, sino también a la humedad y la temperatura.

El aire demasiado seco puede hacer que se resequen las mucosas. “Esto hace que el cuerpo tenga más dificultades para eliminar las partículas de polvo, las bacterias y los virus inhalados”, explicó Fiedler. “Como resultado, los agentes patógenos tienen más facilidad para entrar en el cuerpo y la persona se resfría más rápidamente”.

Tan solo poniendo un cuenco de agua sobre el radiador o unas plantas de interior ayuda a garantizar un buen aire en la habitación. No obstante, “si se tienen problemas con el aire demasiado seco, es mejor comprar un buen humidificador doméstico”, aconsejó el experto.

Tanto si se utilizan estos aparatos como sin ellos, en términos generales hay que tener en cuenta que la humedad no debe ser demasiado alta. Si el aire de una habitación es demasiado húmedo y se condensa en las paredes frías, puede aparecer moho.

Sobre todo para las personas alérgicas, asmáticas o con otras enfermedades pulmonares, las esporas de moho en el aire pueden convertirse en un verdadero problema.

Pero incluso para las personas que no padecen enfermedades preexistentes, el olor a humedad puede resultar molesto. Lo ideal es que la humedad relativa de la habitación esté entre el 40 y el 60 por ciento.

Abrir de par en par

Por regla general, el moho se desarrolla en las superficies donde se condensa la humedad del ambiente. “Por eso, sobre todo después de cocinar o ducharse, es importante la ventilación de choque”, señaló Mario Blei.

Si se abren las ventanas de par en par una vez, la humedad se transporta al exterior más rápidamente. Que después se caldee el espacio produciéndose de nuevo un calor confortable es además un parámetro importante para la propia salud, insiste el experto.

Normalmente, la mayoría de las personas se sienten más cómodas a una temperatura de entre 20 y 24 grados centígrados. Sin embargo, Fiedler advierte con razón que la sensación de frío o calor es muy individual.

Las corrientes de aire o las paredes frías también pueden hacer que la persona sienta frío e incomodidad, aunque el aire de la habitación esté realmente caliente.

¿Cómo ventilar correctamente?

Los expertos recomiendan ventilar tres veces al día. Para ello, hay que abrir todas las ventanas de par en par. La forma más rápida de regenerar el aire es la ventilación cruzada. Para ello se abren de par en par las ventanas opuestas y si es necesario las puertas entre las habitaciones.

En invierno, 3 ó 4 minutos son suficientes debido a la gran diferencia de temperatura entre el interior y el exterior. En verano, el aire de la habitación puede tardar 15 minutos o más en renovarse por completo.

Es importante tener en cuenta que, en caso de una gran concentración de humedad, por ejemplo después de la ducha, es preferible la ventilación de choque en la habitación. Esto significa que se abre la ventana de par en par, pero se cierra la puerta. Así se evita que el aire húmedo llegue a las otras habitaciones.

Los expertos recomiendan ventilar tres veces al día

Los expertos desaconsejan las ventanas oscilobatientes. Cuando hace frío en el exterior, el dintel de la ventana se enfría tanto que la humedad del aire de la habitación se condensa allí y eso puede provocar la formación de moho.

Cuando hace más calor en el exterior, la ventana puede permanecer abierta un poco, pero el efecto de ventilación es mínimo debido a la pequeña abertura y a que falta la diferencia de temperatura con el aire de la habitación.

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