El líder histórico del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), José Francisco Peña Gómez, murió con el sentimiento de culpa de no haber hecho presidente de la República a su entrañable amigo Jacobo Majluta.
La revelación fue hecha por José Francisco Peña Guaba y fue de las últimas confesiones que le hizo su padre, en presencia de su hermano Tony Peña Guaba.
Majluta y Peña Gómez se enfrentaron internamente en el PRD por la nominación presidencial para las elecciones de 1986.
Tras un tranque post convención, el líder perredeista cedió y Jacob fue postulado a la presidencia, perdiendo la contienda de Joaquín Balaguer.
Peña Guaba recordando lo vivido con su padre y guía político, tras el 23 aniversario de su fallecimiento, reveló que nunca vio llorar a un hombre como cuando llegó su comadre Ana Elisa Villanueva de Majluta, que al parecer ya también estaba con problemas de salud.
Hablaron largamente, recordando los días alegres de su íntima amistad, durante los tiempos de la semidictadura, cuando se hablaba de “la hermandad del moreno y el turco”.
“Ese mismo día nos confió a Tony y a mí que él se moriría con el sentimiento de culpa de no haber hecho presidente a su entrañable Jacobo”, sostuvo.
Afirmó que Peña Gómez llegó al alma a dos hombres excepcionales, a quienes el dinero no les quitó su humildad y que lo quisieron como un hermano: Ramón Báez Romano, “a quien vi sentado en una silla al lado de mi padre, acariciándole la cabeza, hablando como los íntimos que eran. Otra era la visita matutina de Don Gianni Vicini, que le rezaba diariamente al pie de su cama y que sé que hubiese gastado lo que fuese, sin limitación de monto alguno, para salvarle la vida a su querido José Francisco”.
El presidente del Bloque Institucional Social Demócrata habla con profundo orgullo de su fenecido padre, más allá del líder, no el político, no el orador delirante de masas, no el internacionalista que le sirvió a las mejores causas en todo el mundo, sino del ser humano, simple y único, estoico hasta el final de sus días.
“Lo vi por última vez el viernes 8 de mayo. Hablé muy buen rato con él. Estaba en la hamaca adolorido y con dificultad respiratoria. Ese momento en que estuvimos juntos hablamos de todo, pero sobre todo nos confiamos cosas que él se llevó con él y que yo, por respeto a su memoria también”, aseveró.
