El exlíder de Unidas Podemos y exvicepresidente del Gobierno de España, Pablo Iglesias, ha sido noticia este miércoles a nivel mundial. El motivo no puede ser más nimio y refleja claramente el nivel de absurdo que se mueve en una parte importante de los medios de comunicación: el político se ha cortado el pelo.
Lo que parecía un breve artículo, casi costumbrista, del periodista español Pedro Vallín, acostumbrado a utilizar simbolismos en sus análisis políticos y sofisticadas analogías entre los asuntos de la política y los del universo del celuloide, se ha convertido en minutos en ‘trending topic’ en España.
Pero el asunto no ha quedado ahí, sino que en pocas horas ha saltado el charco convirtiéndose en uno de los asuntos más tuiteados en México y copando páginas de periódicos en Brasil o Bolivia. Así, la anécdota se ha convertido en una alegoría perfecta del modo de funcionar de una buena parte de la prensa a nivel global, transformando un suceso irrelevante en noticia y en reclamo para el ansiado ‘clickbait’.
Carne de meme
Por supuesto, este trascendental asunto se ha convertido inmediatamente en carne de ‘memes’, que han comenzado a inundar las redes desde el primer segundo en que se ha conocido la noticia.
En España era previsible que corrieran ríos de ceros y unos en las redes sociales, sobre todo en Twitter, donde los usuarios agudizan el ingenio para sacar punta y crear chascarrillos de cualquier evento.
En el país íbero las referencias han ido por dos vertientes, quienes se preguntaban qué iban a hacer ahora los simpatizantes de derecha que se referían a Iglesias como ‘el coletas’ y quienes no han dudado en contestar a esa pregunta, haciendo gala de mal gusto, sosteniendo que siempre les quedaría ‘rata chepuda’, expresión que, cómo no, también ha sido ‘trending topic’ en el país.
En medio de estos dos extremos vinculados a corrientes ideológicas que defienden o que arremeten contra la figura política del exvicepresidente, se han encontrado quienes han puesto el dedo en la llaga de la excelsa cobertura mediática que merecía tal innovación.
Si la actividad que iba a generar en usuarios de redes era previsible, más sorprendente, aunque no por ello menos presumible, era la replicación en todo tipo de medios de esta visita a la peluquería de una persona que actualmente no ostenta ningún cargo público.
Incluso la televisión pública española ha reseñado la exclusiva como “una de las imágenes del día”, a la que ha dedicado 30 segundos, antecediendo incluso a la noticia de que llega a su fin uno de los juicios más importantes que enfrenta el Partido Popular, principal partido de la oposición, por corrupción.
Así, se ha continuado con un estilo periodístico que desde hace tiempo viene convirtiendo en noticia opiniones personales sobre el físico de los políticos. La diana de este tipo de textos suelen ser mujeres del ámbito de la izquierda ideológica. De esta manera, se señalan periódicamente cambios de peinados, vestidos, estilos, maquillaje o falta de él, de diversas políticas.
En este sentido, el caso de Pablo Iglesias es un tanto especial. No se corresponde con el poco protagonismo que tiene este tipo de noticias cuando se trata de varones, cuyo físico, tratándose de personalidades relevantes del ámbito de la política, no suele cuestionarse ni analizarse, pero sí lo hace con la trayectoria de acoso mediático al que se ha visto sometido el líder de Unidas Podemos desde que su formación irrumpiera en la vida pública española hace siete años.
En el caso del exvicepresidente se ha publicado todo tipo de cuestiones relativas a su vida privada y apenas queda un español que no sepa dónde se ubica su domicilio, cuánto costó, con qué entidad bancaria firmó su hipoteca; que no haya visto la ecografía de sus hijos o sepa en qué localidad veranea o cuáles son sus amistades; o que no sea consciente de cuál es la gran y económica superficie en la que compraba sus prendas de vestir habitualmente.
Más llamativo resulta que un suceso de claro carácter autóctono haya dado la vuelta al mundo y haya merecido espacio en los digitales de medio planeta.
Iglesias, de 42 años, llevaba el pelo largo recogido en una cola de caballo desde la adolescencia. Al parecer el político habría pensado en cortarse el pelo hace algún tiempo, pero se habría encontrado con la oposición de sus asesores que consideraban que su peinado se había convertido en un símbolo de rebeldía y de la llegada de Podemos a la política española, como partido sin ataduras con los poderes fácticos.
El momento ha llegado un mes después de abandonar la vicepresidencia del Gobierno y una semana después de anunciar que abandonaba todos sus cargos y la política.
Fuente: RT