Los plásticos contribuyen con la calidad de vida de las personas ayudando a vivir de manera práctica y segura. Se trata de una amplia gama de materiales con los que se fabrican productos tan indispensables como cotidianos, desde insumos médicos hasta teléfonos celulares, con un gran protagonismo en industrias como tecnología e innovación, electrónica, medicina, construcción, transporte, packaging, agro, deportes y artículos para el hogar.
Pero los plásticos tienen la contracara de generar millones de toneladas de basura. Solo en la Argentina actualmente se generan 1,1 kilos de residuos sólidos urbanos por persona por día, lo que representa 14 millones de toneladas anuales, de las cuales el 43% termina en basurales a cielo abierto. Frente a esta problemática general, resulta indispensable que la sociedad comprenda que, en el caso de los plásticos, no se trata de un residuo, sino de un recurso valioso, por lo que es esencial que sea responsablemente consumido, reutilizado, reciclado y recuperado.
Actualmente, el desafío del país y del mundo radica en lograr una mayor concientización de su uso y potencial, para consolidar una contribución positiva, efectiva y sustentable con el medioambiente, siguiendo el modelo de la economía circular.
“Es muy importante crear una cultura sustentable a largo plazo reforzada por la educación y un consumo cada vez más consciente y responsable que convoque al usuario, a las empresas, a la articulación de políticas públicas, la comunidad educativa y las organizaciones del tercer sector, para que trabajemos unidos con el objetivo de encontrar oportunidades a este gran desafío de cambio de paradigma”, explicó a Infobae Verónica Ramos, directora Ejecutiva de Ecoplas, una asociación civil sin fines de lucro, especializada en plásticos y medioambiente que impulsa el desarrollo sustentable de la industria plástica.
Con esta premisa, y comprendiendo el rol clave que son los plásticos en la vida actual, Ecoplas presentó recientemente su manual “Los plásticos en la economía circular”, una herramienta clave para potenciar el consumo responsable de los plásticos, así como promover la sustentabilidad y el valor de su reutilización y reciclado.
Allí, se insta a utilizar los plásticos el máximo tiempo posible, extraer de ellos un mayor valor, así como recuperarlos y reaprovecharlos en nuevos productos, generando también nuevos puestos de trabajo. Para esto, la asociación civil enfatiza la importancia de las 4Rs (Reducir, Reciclar, Reutilizar y Recuperación Energética), así como el aporte de consumidores educados y responsables, infraestructuras específicas y la generación de un mercado para el reciclado. Como resultado, se protege el medioambiente, se reducen los desperdicios, mejora la competitividad y también la eficiencia de los recursos disponibles.
En nuestro país se están reciclando y recuperando más de 251.000 toneladas de plástico al año, pero todavía falta un largo camino para lograr un cambio integral. Actualmente, solo seis de cada 10 argentinos recicla y, entre los que no lo hacen, ocho de cada 10 quisieran separar y/o reciclar su basura pero no cuentan con la suficiente información, educación y/o infraestructura para poder hacerlo.
Para hacerlo realidad, el manual destaca la importancia de una ley para los envases domésticos que promueva el reciclado, así como su reutilización, valorización y un mayor énfasis en la economía circular. Además, pone el foco en la necesidad de un plan de educación ciudadana dirigido al consumidor y a la sociedad en general, así como una política de comunicación clara para el consumo responsable.
Otro gran problema a la hora de disminuir la cantidad de basura que una persona genera son los residuos de productos tecnológicos, cuya venta ha crecido exponencialmente en las últimas décadas con la ayuda de las nuevas tecnologías que surgen y se superan cada día.
Alberto Esswein, presidente de PC Discount, explicó a Infobae el motivo por el cual los desechos electrónicos crecen rápidamente, los riesgos sociales y medioambientales que plantean y cómo las empresas pueden contribuir al cuidado del medio ambiente: “Cuando adquirimos un dispositivo nuevo, estamos tan pendientes de explorar todas sus funcionalidades que nos olvidamos qué hacer con el monitor usado o la tablet rota”.
El desarrollo tecnológico y la oferta constante del mercado provocan un permanente recambio de artefactos eléctricos y electrónicos que consumimos en nuestra vida diaria. Nuevas funciones, diseños y modelos impulsan la compra de los dispositivos más recientes y al mismo tiempo, los aparatos que estaban en uso son desechados.
Y agregó: “Esta tendencia de economía lineal (producir, consumir y tirar) ha presionado al máximo los recursos de la Tierra, dejando al descubierto uno de los mayores problemas ambientales: la generación de una gran cantidad de residuos electrónicos que no se reciclan a través de métodos eficaces y seguros”.
Según un informe realizado por la Plataforma para Acelerar la Economía Circular (PACE) y la Coalición de Residuos Electrónicos de las Naciones Unidas a principios de 2019, en todo el planeta se crean unas 50 millones de toneladas de “desechos electrónicos” o Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE), anualmente, previendo para 2050 alcanzar las 120 millones de toneladas. El informe también hace referencia al valor que tienen esos desechos, que supera los 60.000 millones de dólares cada año.
A la vez, el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente informa que el 80% de esos desechos electrónicos acaba como relleno sanitario o en basurales a cielo abierto, sin la gestión del reciclaje adecuado. Los RAEE´s contienen sustancias químicas que contaminan el medio ambiente al mezclarse con el resto de la basura, desprendiendo metales tóxicos perjudiciales para la salud.
La ONU está financiando proyectos para apoyar la industria del reciclaje de la basura electrónica en 13 países de América Latina: la Argentina, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Perú, Uruguay y Venezuela. Asimismo, ha pedido implementar la economía circular, que promueve una mayor reutilización y reciclaje posible. Es decir, no utilizar nuevos recursos para continuar con el progreso de una forma más sostenible.
“En este nuevo modelo encontramos la posibilidad de cambiar la forma de producir y de consumir para tener un crecimiento económico. Ante esta situación, la reutilización es la alternativa indicada para recuperar los aparatos eléctricos y electrónicos de una manera económica, técnica y ambientalmente más eficiente que el reciclaje. Como resultado, los productos refurbished (también conocidos como “reacondicionados”) son aquellos artículos que se destinan a la comercialización tras haber sido revisados, reparados y reembalados”, sostuvo el experto, que en el marco del Día Mundial del Reciclaje, buscó reafirmar el compromiso que debemos tener al reutilizar y reciclar eficientemente activos IT en desuso, reduciendo los desechos electrónicos a la vez que recuperamos el valor de los equipos en desuso, ayudando a reducir la brecha digital, cuidando del medio ambiente.