En el estudio se analizaron los antecedentes médicos y el consumo de café de casi medio millón de británicos durante un período de diez años.
El pasado 22 de junio, un grupo de investigadores publicó en la revista BMC Public Health de la Universidad de Southampton (Reino Unido) un estudio en el que sugieren que los bebedores habituales de café tienen un 21 % menos de riesgo de desarrollar una enfermedad hepática crónica y menos posibilidades de sufrir cáncer de hígado que aquellos que no consumen esta bebida.
En el estudio se analizaron los antecedentes médicos y el consumo de café de casi medio millón de británicos durante un período de diez años. Más de tres cuartas partes de los participantes eran bebedores habituales de café, con un promedio de dos tazas al día. Alrededor de 3.600 personas desarrollaron una enfermedad hepática crónica y 301 personas murieron a causa de esta en el transcurso de esos diez años. Los investigadores concluyeron que, pese a que la hepatitis crónica puede ser causada por la obesidad, el consumo excesivo de alcohol y varios tipos de virus, el café parece prevenir un desarrollo grave de la enfermedad, y quienes lo beben con regularidad tienen un 49 % menos de probabilidades de morir por esta causa.
Además, el estudio señala que las personas que bebían más café presentaban menor riesgo de desarrollar hepatitis crónica y esteatosis, caracterizada por una acumulación de grasa en el hígado. Sin embargo, estos beneficios se limitaban a un máximo de tres o cuatro tazas de café al día.
“No fue posible evaluar completamente los efectos de niveles muy altos de consumo de café ya que el número de casos en estas categorías (más de 4 tazas diarias) fue bajo”, explican los investigadores.
Resulta que el café contiene moléculas llamadas kahweol y cafestol, que reducen la inflamación del hígado (hepatitis). Estas moléculas se encuentran en niveles más altos en el café molido que en el café instantáneo, por lo que el primero tendría mayores efectos de prevención de las enfermedades hepáticas.
Por otro lado, los investigadores creen que la cafeína combate la cirrosis hepática, pero demostraron que todos los tipos de café, incluido el descafeinado, poseen efectos beneficiosos para el hígado. De hecho, determinaron que el café descafeinado provocaba una reducción aún mayor del riesgo de muerte por enfermedad hepática crónica, 63 % frente al 49 % de otros tipos de café.
“La intolerancia a la cafeína puede limitar los aumentos en el consumo de café y, por lo tanto, el café descafeinado puede ser una alternativa preferible. Dado su conocido perfil de seguridad y su bajo costo, el café tiene el potencial de ser una intervención de estilo de vida ampliamente accesible, incluso en países de ingresos bajos a medianos”, señalaron los investigadores, agregando que los hallazgos generales del estudio “son significativos dada la escasez de estrategias de prevención y tratamiento eficaces para la enfermedad hepática crónica”.
A modo de conclusión, los autores subrayaron que “ahora se necesita más trabajo para replicar estos hallazgos utilizando métodos más sólidos (…) e investigar la eficacia de una intervención a base de café en personas con riesgo de padecer enfermedad hepática crónica o sus complicaciones”.