El vallenato es un género musical con una gran aceptación en Colombia, su país natal, pero que todavía no ha logrado penetrar a otros mercados de Latino América ni al Caribe. República Dominicana no es la excepción de la regla y lograr que ese pegajoso ritmo amplíe su fanaticada a nivel internacional, es lo que algunos de sus máximos exponentes se han propuesto.
Uno de los artistas decidido a impulsar el vallenato en este país es Rafa Pérez, un artista con gran talento y canciones que tienen potencial para empezar a ganarse el aplauso de los fanáticos de la bachata y el merengue, o hasta seguidores de otros estilos musicales.
Rafa es uno de los exponentes de la nueva generación más influyentes del vallenato actualmente, que se echó su música al hombro a lo largo de la pandemia del coronavirus, asumiendo estrategias arriesgadas para mantener la industria activa, como fueron las serenatas «luxury», cantando desde un yate en mar abierto.
Para asumir este gran reto, el artista cuenta en República Dominicana con el empresario Joel Henríquez, presidente de LiBrijo, quien confía no solo en su talento y su visión, sino también en un repertorio de mucha calidad y posibilidades de ganarse al melómano más exigente.
«Rafa Pérez es un artista con mucha visión, que es muy popular en Colombia, gracias a sus producciones en lo que se destacan los compositores, sobre todo. Estoy convencido que haciendo un trabajo de promoción a la altura de su figura, pues las cosas deben empezar a cambiar pronto en torno al vallenato y el mercado dominicano», comentó Henríquez.
Actualmente, Rafa Pérez está promocionando el sencillo «Ella es la que manda», un himno a las mujeres, una canción romántica que honra al hombre que defiende el éxito entre dos personas que se aman y se apoyan mutuamente. El video clip tiene más de un millón trescientas mil vistas en YouTube.
Joel Henríquez tiene mucha fe en este artista: «En República Dominicana reside una cantidad importante de venezolanos y colombianos que conocen y apoyan el vallenato. Ese es un buen punto de partida para que, de una vez por todas, este pegajoso ritmo colombiano empiece a ser valorado en su justa dimensión».
