El biólogo medioambiental e investigador de la Universidad de Fordham en Nueva York, Michael Parsons, explicó que la subida de las aguas no es suficiente para acabar con los roedores: “Las ratas son excelentes nadadoras. Pueden nadar 0,8 kilómetros o más y permanecer en el agua durante tres días seguidos.
Las ratas son astutas, aptas para trasladarse a terrenos más altos si tienen la oportunidad. ”Van a llegar hasta donde estén fuera de peligro”, dijo el entomólogo Michael Waldvogel, profesor emérito de extensión de la Universidad Estatal de Carolina del Norte.
Teniendo en cuenta cómo responden estos animales a las crisis, el biólogo medioambiental Parsons predijo para el medio norteamericano que las ratas no sólo sobrevivieron a la tormenta Ida, que provocó inundaciones en Nueva York, sino que prosperarán.
Durante la pandemia, según sus primeras investigaciones, las poblaciones de ratas de la ciudad de Nueva York se adaptaron a los cambios en sus recursos alimenticios normales que se produjeron por el cierre de los restaurantes durante el punto álgido del distanciamiento social.
“Las ratas más débiles o con mala suerte murieron, mientras que las más resistentes encontraron formas de sobrevivir”, dijo.
Además, advierten los expertos, se reproducen rápidamente. Según Waldvogel, veinte ratas pueden convertirse fácilmente en varios cientos en seis meses.
“Uno piensa que, en estas zonas afectadas por las inundaciones, las ratas deberían desaparecer. Pero, en realidad, desaparecen y vuelven a aparecer muy rápidamente. Pueden llegar a ser mucho más abundantes de lo que eran antes de la inundación”, revela Michael Blum, profesor del departamento de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Tennessee, en Knoxville.
Blum estudió el impacto del huracán Katrina en las ratas de Nueva Orleans. Su investigación, descubrió que 12 años después de la histórica tormenta de 2005, las ratas florecían en zonas muy dañadas por las inundaciones, donde muchos edificios quedaron vacíos.
De hecho, lo que ocurre con la población de roedores de una ciudad después de una gran inundación depende en gran medida por la respuesta humana una vez que las aguas bajan.
“En el caso del huracán Katrina, la infraestructura quedó tan dañada que la basura y todo lo que se sacó a la calle tardó en recogerse”, dijo Claudia Riegel, directora de la Junta de Control de Mosquitos, Termitas y Roedores de Nueva Orleans.
Los frigoríficos vacíos y los escombros de las casas dañadas se quedaron en las calles, proporcionando alimento y recursos a las ratas y obligando a la junta a montar un gran esfuerzo de control, incluyendo la colocación de rodenticida en los desagües pluviales donde se congregaban las ratas.
“Si ve una rata, debe asumir que tiene algún tipo de patógeno”, alertó Reigel. Es que el crecimiento poblacional de los roedores tiene importantes implicaciones para la salud pública, ya que las ratas son portadoras de decenas de agentes patógenos, como la salmonela y la bacteria Leptospira, causante de la leptospirosis.
La infección puede causar fiebre, escalofríos y vómitos a los pocos días de la exposición, y puede provocar fallos renales o hepáticos.
Las aguas de las inundaciones pueden contaminarse con la orina de las ratas, lo que puede aumentar el riesgo de leptospirosis. así que los expertos recomiendan que la limpieza de la tormenta se realice lo más rápidamente posible.
Por Infobae