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Diferencias de deseo sexual en la pareja: ¿qué hacer?

PAREJA

Las relaciones sexuales en el seno de una pareja constituyen un momento de intercambio, conexión y satisfacción mutua que fortalece el vínculo. No obstante, cuando ambos miembros no están de acuerdo en la frecuencia con la que mantener relaciones pueden surgir disputas y conflictos que terminen afectando a la calidad de la relación. Por ello, queremos explicarte cómo abordar las diferencias de deseo sexual.

Muchas parejas enfrentan esta situación durante años. Uno de ellos se siente rechazado porque el otro declina muchas de sus proposiciones sexuales; mientras la otra parte se siente hostigada y perseguida.

Así, ambos se encuentran frustrados e insatisfechos y es fácil que entren en una dinámica negativa que tienda perpetuarse en el tiempo. Identificar los motivos de fondo y actuar para acercar posturas es fundamental en estas situaciones.

¿Qué son las diferencias de deseo sexual en la pareja?

El deseo sexual es un asunto que puede variar significativamente de unos individuos a otros. Así, hay quienes le confieren a este ámbito una importancia crucial y quienes no sienten prácticamente ningún interés al respecto.

Por lo general, la mayoría de las parejas consideran que la sexualidad es uno de los puntos importantes sobre los que se apoya la relación. El problema surge por las distintas definiciones que de esto tienen ambos miembros.

Es natural que el deseo sexual sea predominante durante los primeros meses o años de noviazgo y que se vaya reduciendo o estabilizando a medida que la relación se consolida. Sin embargo, llegados a este punto, las necesidades de cada persona son diferentes y, si difieren en exceso, pueden generar un problema.

Para medir las diferencias de deseo sexual en la pareja puede utilizarse el efecto de desajuste. Así, ambos han de valorar, en una escala de 0 a 5, la frecuencia con la que desearían tener sexo, siendo 0 “menos de una vez al mes” y 5 “todos los días“. De la resta de sus puntuaciones se obtiene la diferencia.

¿A qué se deben estas diferencias de deseo sexual?

Las diferencias en el deseo sexual pueden tener diversos orígenes. No se trata simplemente del capricho de cada persona. Existen múltiples variables que deben considerarse.

Características personales

Como hemos comentado, cada persona puede tener un nivel de deseo sexual diferente y está bien. Además, en función de las circunstancias, este puede variar. Por ejemplo, en etapas de mucho estrés o ante un malestar físico.

Disfunciones sexuales

Si uno de los miembros de la pareja presenta disfunciones sexuales (como dispareunia o disfunción eréctil, entre otras) es normal que su interés en el sexo se vea afectado.

Creencias erróneas e inseguridad

Tabúes, mitos y creencias disfuncionales acerca de la sexualidad pueden hacer que esta no se disfrute plenamente y, por ende, que el deseo sexual sea más bajo. Lo mismo ocurre si la persona presenta inseguridades personales o respecto a su físico.

Conflictos en la pareja

Cuando existen tensiones, peleas, reproches o desacuerdos en la pareja con frecuencia, la intimidad se ve afectada.

Distintos ritmos circadianos

Existen ligeras variaciones en el ritmo circadiano de cada persona, dando lugar que algunas sean más diurnas y otras más nocturnas.

Así, puede que uno de los miembros de la pareja se encuentre más activo y presente mayor deseo sexual por las mañanas y el otro hacia el final del día, lo que puede llevar a un desencuentro.

Insatisfacción sexual

No podemos olvidar que si las relaciones sexuales no resultan satisfactorias es probable que el interés de la persona por practicarlas se reduzca drásticamente.

Dinámica negativa

Cuando las diferencias de deseo sexual están presentes durante un largo tiempo se establece una dinámica que aleja cada vez más ambas posiciones. Quien interpreta el rol de “cazador” tiende a ser cada vez más insistente y quien ejerce el papel de “presa” puede generar cada vez un mayor rechazo hacia el intercambio sexual.

¿Cómo abordar las diferencias de deseo sexual en la pareja?

Para abordar las diferencias de deseo sexual en la pareja es importante identificar los factores de fondo y actuar para solucionarlos. Por ejemplo, puede ser necesario recibir ayuda profesional para modificar las creencias erróneas, para trabajar las inseguridades o para tratar las disfunciones sexuales.

Además, resulta fundamental mejorar la calidad del vínculo de pareja de forma integral: reduciendo los conflictos, mejorando la comunicación y logrando que la relación resulte emocionalmente nutritiva para ambos.

Por otro lado, una recomendación general es tratar de hallar un punto medio respecto a la frecuencia de las relaciones sexuales con el que ambas personas se sientan conformes. Sin embargo, algunos estudios han encontrado que las parejas que tienen sexo al menos una vez a la semana se sienten más satisfechas con la relación. Por ello, puede ser más positivo trabajar en mejorar la baja libido de alguno de los miembros.

Para lograr este último objetivo es importante que la pareja dedique tiempo a cultivar la intimidad; que aumenten los momentos y los espacios en los que estar a solas, no necesariamente teniendo sexo, sino dedicándose atención mutua y compartiendo. Esto favorecerá la cercanía emocional y las probabilidades de que el deseo surja más a menudo.

Además, es imprescindible que se trabaje la asertividad sexual. Ambas personas han de ser capaces de expresar lo que esperan, lo que desean, lo que les gusta y cómo les gusta. De este modo, se logra aumentar la confianza y la complicidad y obtener relaciones sexuales más satisfactorias para ambos. Al fin y al cabo, no solo se trata de la frecuencia sino también de la calidad de la experiencia.

Una nueva dinámica

El objetivo es que puedan abandonar los papeles de “la persona que siempre pide” y “la persona que siempre se niega”. Por el contrario, la meta es dejar de contemplar la sexualidad como un foco de ansiedad y conflicto y comenzar a verla como una oportunidad para conectar y complacerse mutuamente.

En ocasiones, esta transición puede ser difícil de realizar. Por ello, si tu pareja se resiente a raíz de las diferencias de deseo sexual, no dudes en consultar con un especialista.

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