Mucho es lo que se ha dicho en relación a una reforma fiscal, que ha encontrado un gran rechazo principalmente en la clase trabajadora del país, porque de oficializarse el borrador de la reforma fiscal que esta semana se filtró, sería la más afectada a juicio de economistas y otros expertos en la materia.
El debate ha llevado que se discuta que sería lo más adecuado: ¿un pacto fiscal o una reforma fiscal? pero ¿Cuál es la diferencia entre uno y otra?
De acuerdo a Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, en la reforma fiscal se consigna la necesidad de que las fuerzas políticas, económicas y sociales arriben a un pacto fiscal orientado a financiar el desarrollo sostenible y garantizar la sostenibilidad fiscal a largo plazo, mediante el apoyo sostenido a un proceso de reestructuración fiscal integral y el marco de una ley de responsabilidad fiscal que establezca normas y penalidades para garantizar su cumplimiento.
Sin embargo, el Pacto fiscal en términos llanos, este es más completo: Constituye un acuerdo que trasciende lo puramente económico, y toca lo político y lo social, porque implica una discusión profunda, no solo sobre el monto, el origen y el destino de los recursos públicos, sino también sobre el estilo de sociedad que se debe construir, en materia de política fiscal, social y económica.
En nuestro país, la Ley de Estrategia Nacional de Desarrollo 2030, en su Artículo 36, en su único párrafo, detalla lo siguiente en relación al Pacto Fiscal: El pacto fiscal implicará que en un plazo no mayor de 3 (tres) años, se habrá iniciado un proceso orientado a:
Reducir la evasión fiscal.
Elevar la calidad, eficiencia y transparencia del gasto público.
Elevar la eficiencia, transparencia y equidad de la estructura tributaria.
Consolidar en el Código Tributario los regímenes de incentivos.
Racionalizar los esquemas tarifarios en la provisión de servicios públicos.
Elevar la presión tributaria, para viabilizar el logro de los objetivos de desarrollo sostenible formulados en esta Estrategia Nacional de Desarrollo 2030.
Cumplir con los compromisos asumidos en los acuerdos comerciales que tienen implicaciones fiscales.
Elevar el ahorro corriente e implementar políticas contracíclicas.
En relación a la Reforma Tributaria, esta sólo abarca el tema de los impuestos para aumentar la recaudación de manera aislada.
El sector empresarial prefiere pacto fiscal
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas e Industrias Herrera (ANEIH), Noel Ureña Ceballos dijo que no se puede querer una reforma tributaria, sin ser consensuada y obviando que se había acordado realizar un pacto fiscal en el marco de discusiones en el Consejo Económico y Social (CES).
En un comunicado, La Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD) considera que “no es el momento para una reforma fiscal apresurada, la cual pondría un freno y constituiría un obstáculo para dicha recuperación”.
Y el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep), su presidente Pedro Brache, el viernes pasado dijo que preferiría un pacto fiscal y no una reforma fiscal, como se ha anunciado desde el Gobierno.
“Lo que la Estrategia Nacional de Desarrollo llama es a un pacto fiscal, no a una reforma, entonces ya la cosa ha ido cambiando de forma. Nosotros preferiríamos un pacto fiscal, porque todavía hay muchas cosas que tienen que arreglarse, como es el déficit del sector eléctrico que sobrepasa el 1 % del Producto Interno Bruto, y yo creo que eso es muy importante que se ataque antes de reformar”, dijo Brache.
Finalmente, economistas entrevistados por N Digital han criticado que el Gobierno intente actualizar una Reforma Fiscal antes de aprobar el Presupuesto del año entrante.