“Lo que el presidente nicaragüense Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, orquestaron hoy fue una pantomima de elecciones que no fueron ni libres ni justas, y ciertamente no fueron democráticas”, denunció Joe Biden en un comunicado.
“Estados Unidos, en estrecha coordinación con otros miembros de la comunidad internacional, utilizará todas las herramientas diplomáticas y económicas a nuestro alcance para apoyar al pueblo de Nicaragua y exigir responsabilidades al gobierno de Ortega-Murillo y a quienes facilitan sus abusos”, advirtió.
EL mandatario norteamericano repudió el encarcelamiento arbitrario de casi 40 figuras de la oposición desde mayo, incluidos siete posibles candidatos presidenciales, y el bloqueo de la participación de los partidos políticos amañaron el resultado mucho antes del día de las elecciones. “Cerraron los medios de comunicación independientes, encerraron a periodistas y miembros del sector privado y amedrentaron a las organizaciones de la sociedad civil para que cerraran sus puertas”, asegura Biden.
Para Biden el matrimonio Ortega Murillo ya no tienen mandato democrático: “La familia Ortega y Murillo gobiernan ahora Nicaragua como autócratas”
El mandatario afirmó que Estados Unidos apoya el derecho inalienable a la autodeterminación democrática del pueblo nicaragüense, y el de cualquier otro país del hemisferio en el que la soberanía popular se vea comprometida por la erosión de las normas democráticas, la asfixia del espacio cívico o las violaciones de los derechos fundamentales”.
Además, recordó que la Carta Democrática Interamericana obliga al hemisferio a defender los derechos democráticos del pueblo nicaragüense. “Hacemos un llamamiento al régimen de Ortega-Murillo para que tome medidas inmediatas para restaurar la democracia en Nicaragua, y para que libere inmediata e incondicionalmente a las personas injustamente encarceladas por denunciar los abusos y clamar por el derecho de los nicaragüenses a votar en elecciones libres y justas”.
La razia contra los opositores comenzó el 2 junio, cuando la Justicia ordenó un allanamiento en la casa de la candidata Cristiana Chamorro y luego su arresto domiciliario. Cristiana es la hija de la ex presidente Violeta Barros de Chamorro, dirigía la fundación que lleva el nombre de su madre y los sondeos la mostraban como la dirigente con mejor imagen para derrotar al sandinismo.
Con estos arrestos, Ortega sólo dejó que se inscribieran otros 5 candidatos a los que en Nicaragua se conocen como “zancudos”, ya que se contentan con actuar como supuestos opositores a cambio de algunas prebendas del régimen. Así, garantizó su reelección, a pesar del rechazo de la mayoría de los nicaragüenses.
El observatorio Urnas Abiertas, que da seguimiento a la violencia electoral en Nicaragua, registró 1.656 hechos violentos en el marco de las elecciones desde octubre de 2020, incluyendo 120 en el último mes.