El pasado jueves, 25 de noviembre, el ministro de Sanidad sudafricano anunció el descubrimiento de una nueva variante del coronavirus que parece estar propagándose a gran velocidad en diferentes partes del país.
Los primeros casos de personas infectadas se registraron en Botswana el pasado 11 de noviembre. Tres días después se detectaron otros seis en Sudáfrica y uno en Hong Kong. Actualmente, según los científicos, hasta el 90% de los nuevos contagios en la provincia de Gauteng podrían ser de la B.1.1.529.
Esta nueva variante está causando una gran preocupación dentro de la comunidad científica y es que, según aseguró el doctor Tom Peacock, virólogo del Imperial College de Londres, la nueva variante, que ha recibido el nombre de B.1.1.529, tiene una constelación de mutaciones muy inusual.
En total se han encontrado 32 mutaciones en la proteína de pico o proteína ‘spike’, la parte del patógeno que utilizan la mayoría de las vacunas para preparar el sistema inmunológico para combatir la enfermedad.
Estas mutaciones pueden potencialmente afectar la capacidad del virus para infectar células y propagarse, pero también pueden provocar que las células de defensa del cuerpo tengan problemas para atacarlo.
«La cantidad increíblemente alta de mutaciones sugiere que podría suponer una preocupación real», aseguraba el científico en un análisis detallado que publicó en su web y en su perfil de Twitter. Y lo cierto es que, actualmente, cualquier variante nueva que pueda evadir las vacunas o propagarse más rápido que la variante Delta supone una amenaza real para la sanidad pública mundial.
Una mezcla de variantes muy peligrosa
Diferentes científicos describieron el pasado jueves en una rueda de prensa a la variante B.1.1.529 como la peor que habían visto desde el inicio de la pandemia. Cuenta con más del doble de mutaciones asociadas a la variante Delta y posee también las mutaciones K417N y E484A, que son similares a las de la variante Beta que la hicieron más resistente a las vacunas.
Estas mutaciones en un principio harían que la variante fuera más resistente a las vacunas, pues muestra un mayor grado de evasión inmune, y que se transmitiera a gran velocidad. La mayor parte de estas variaciones se encuentran en las proteínas pico, que son las que unen a los receptores de las células para iniciar el proceso mediante el cual el virus libera su material genético en las células sanas.
El hecho de que las mutaciones se encuentren concentradas en una parte tan importante, fundamental tanto para que el coronavirus se expanda como para preparar al sistema inmune contra el patógeno, hace que las previsiones sean pesimistas.
La OMS se pronunciará este viernes
Como ya adelantó el jueves la jefa de la unidad técnica anticovid de la Organización Mundial de la Salud, María Van Kerkhove, este viernes expertos de la OMS se reunirán para analizar los datos disponibles sobre esta nueva variante del coronavirus.
«Tomará unos días ver qué impacto puede tener y el potencial de las vacunas ante la variante», aseguró la experta.
Con todo, Van Kerkhove llamó a la calma, insistiendo en que «No hay motivo para la alarma, pero hay que ver qué significa».
FUENTE: ABC