RT.- Astrónomos del Observatorio Europeo Austral (ESO, con sedes en Alemania y en Chile) han descubierto la presencia de dos agujeros negros supermasivos más cerca de nuestro planeta que cualquier otro par de agujeros jamás observado.
Una herramienta espectroscópica aplicada a los datos del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Paranal los detectó en la constelación de Acuario y, concretamente, en la galaxia NGC 7727, visible con telescopios de aficionado. La propia galaxia es un objeto celeste peculiar y destacable por sus brazos espirales amorfos, los cuales señalan que son producto de una fusión de galaxias.
Este par de agujeros negros se encuentra a aproximadamente 89 millones de años luz de nosotros y, según comunicó el ESO el 30 de noviembre, esta ‘proximidad’ bate con creces el récord anterior de la menor distancia a un par de agujeros negros en interacción (470 millones de años luz). Además, se sitúan más cerca entre sí que otros previamente detectados: los separan ‘solo’ 1.600 años luz.
“Es la primera vez que encontramos dos agujeros negros supermasivos que están tan cerca uno del otro, menos de la mitad de separación que el titular del récord anterior”, comentó la astrónoma Karina Voggel, autora principal del estudio de los nuevos objetos en la NGC 7727 que publicó en línea en noviembre la revista Astronomy & Astrophysics.
“La pequeña separación y la velocidad de estos dos agujeros negros indican que se fusionarán en un agujero monstruoso, probablemente dentro de los próximos 250 millones de años”, pronosticó el coautor Holger Baumgardt.
La identificación de ambos horizontes de sucesos, forma en que la relatividad general se refiere a los agujeros, se hizo posible debido al seguimiento de cómo estaba organizado el movimiento de las estrellas en dos núcleos de la galaxia que se habían podido observar directamente. Se detectó que la rotación estelar en ambos está influida por la poderosa atracción gravitatoria típica de los agujeros supermasivos.
Como la galaxia está ubicada relativamente cerca de la Tierra, se pudo medir, a partir de la distinta intensidad de los movimientos en cada núcleo, que uno de los agujeros pesa cerca de 154 millones de masas solares, mientras que su compañero tiene 6,3 millones de veces la masa del Sol. El primero está justo en el centro galáctico y el otro, según los cálculos presentados, se está acercando paulatinamente al mismo, con una perspectiva clara de colisión.