INFOABE.-Andréi Románovich Chikatilo, más conocido como “el Carnicero de Rostov”, “el Destripador Rojo” y “el Destripador de Rostov”, asesinó, destripó y en algunos casos violó a 56 mujeres y niños en la antigua Unión Soviética y fue ejecutado a los 57 años tras ser enjuiciado por 53 de esos crímenes.
Nacido un 16 de octubre de 1936 en Yáblochnoye (actualmente Ucrania, pero entonces un pequeño pueblo de la Unión Soviética), Románovich Chikatilo fue catalogado como el peor asesino serial de ese país de entonces.
A estos problemas se le sumaron el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en la cual los pobladores tuvieron que ir a combatir de manera obligatoria.
Justamente el padre de Chikatilo fue uno de ellos y más allá que logró volver del campo de batalla con vida, tras haber sido capturado y hecho prisionero por los alemanes fue considerado como traidor por el parte del gobierno soviético y eso afectó el resto de la vida de sus allegados.
El entonces joven Andréi era un niño despierto pero callado y tenía mucho miedo de salir de su casa, ya que su madre les contaba a él y a su hermana que a su hermano mayor lo habían raptado y comido, por lo que sufrió un gran impacto psicológico ante ello.
De todas maneras, los dichos de la mamá no eran tan descabellados porque en la zona se habían reportado muchas personas desaparecidas e incluso se sabe que hubo actos caníbales provocados por la hambruna.
El “Carnicero de Rostov” tenía problemas de miopía, pero no lo asumía, a tal punto que no usó anteojos hasta los 30 años, al tiempo que se orinaba en la cama hasta los 12 años y sufría constantemente de burlas y daño por parte de sus compañeros de clase.
Su primera experiencia cercana con una chica se produjo cuando se abalanzó por impulso sobre una amiga de su hermana, pero al darse cuenta de lo que estaba haciendo, se apartó de inmediato y pidió disculpas. Ese hecho no pasó inadvertido porque a este joven esa situación le había provocado eyacular en los pantalones, sin siquiera tener una erección.
Ese incidente se lo ocultó a la chica, quien miraba de una manera miedosa el accionar, algo que a este “monstruo” le había generado una sensación que jamás se le olvidaría con el paso de los años.
Estudió una carrera como técnico en ingeniería en comunicación, algo de menor nivel tras su frustrado ingreso a la universidad – era muy inteligente, pero también acomplejado-.
A los 19 años tuvo su primer amorío con una chica, el cual fracasó tras dos intentos fallidos de relación sexual, porque él era incapaz de mantener una erección, algo que lo acomplejó y le provocó pensamientos suicidas el resto de su vida.
Mientras realizaba su servicio militar obligatorio, tuvo un encuentro con una chica, la cual (al igual que muchas otras en los bares) se acercaban a los jóvenes militares que pasaban el tiempo fanfarroneando con sus uniformes.
La joven lo abrazó y después de dudarlo un poco, Chikatilo hizo lo mismo, pero de manera brusca y demasiado fuerte, por lo que la mujer comenzó a asustarse y forcejear con él, quien después de un momento, la soltó. Ella escapó del lugar, pero Andréi se había quedado atónito, porque había experimentado un orgasmo mientras forcejeaba con ella.
Ese hecho marcó a este asesino de por vida porque vinculaba la violencia física con atractivos sexuales.
A los 27 años, ya instalado en la provincia de Rostov -la capital es Rostov Del Don- avanzaban los rumores de homosexualidad -lo podían llevar preso porque esa condición no estaba permitida-, su hermana le presentó una amiga y se casó.
Pese a su impotencia sexual, pudo tener dos hijos, quienes años más tarde negaron que su papá los haya agredido física o sexualmente.
En 1971 se graduó como maestro de escuela y comienza a dar clases en una escuela primaria, pero ya entonces Chikatilo ya fantaseaba de manera agresiva con dominar mujeres y se masturbaba de manera compulsiva.
De esa forma, se dio cuenta de que sentía una gran atracción por menores de edad, sobre todo los que tenían menos de 12 años.
Este sujeto durante las clases que daba no podía evitar mirar tanto a mujeres como hombres e incluso se conoce que llegó a colarse en dormitorios para ver a las jóvenes en ropa interior y masturbarse con su mano en los bolsillos.
Sus fantasías fueron en ascenso y terminó por abusar sexualmente de varios menores, algo que le costó su empleo en 1974, pero sin manchar sus papeles. Su interés estaba centrado en niñas más pequeñas y en 1978, de vuelta como maestro, fue acusado gravemente por el abuso sexual a un menor de 15 años, pero la escuela hizo oídos sordos.
Chikatilo compró una pequeña cabaña en los alrededores de la ciudad con la idea de llevar chicas jóvenes para abusar de ellas.
El 22 de diciembre, se topo con una pequeña nena de 9 años que caminaba sola por la calle y la abordó por impulso. La nena quería ir al baño y le faltaban varios minutos para llegar a su vivienda, por lo que fue amable con ella y la convenció de ir a su casa para que saliera de la urgencia.
Una vez dentro del lugar, se abalanzó sobre ella e intentó violarla con la ayuda de sus dedos, pero sólo logró romper el himen y la sangre brotó. Al ver esto, experimentó un orgasmo que nunca había experimentado a lo largo de su vida, uno que lo hizo perderse en su impulso, sacó de su bolillo una navaja que llevaba con él.
Realizó un pequeño corte en el estómago, pero descubrió que apuñalarla y ver la sangre brotar junto con la angustia de la víctima le producía más placer. Fue así que perdió el control y asestó múltiples puñaladas para posteriormente estrangularla.
Después de calmarse, sintió horror tanto por sus actos, como el hecho de poder haber sido descubierto por los gritos de la niña.
Al darse cuenta de que todo seguía silencioso, agarró el cuerpo y lo lanzó a un río cercano, el cual fue encontrado por la policía dos días más tarde.
El crimen consternó a la localidad y la búsqueda del asesino no se hizo esperar, ya que Chikatilo cometió dos errores: al colocar el cuerpo de la niña en el piso para cerrar la puerta, dejó una mancha de sangre que fue descubierta en las investigaciones y quedó la luz de su casa encendida, algo de lo que una vecina se dio cuenta.
Fue así que al declarar ante las autoridades, su personalidad firme lo hizo salir airoso de ocho interrogatorios, evitando cualquier problema posterior, pero este hecho, lo dejó consternado y lo hizo más cuidadoso.
Los oficiales culparon por el hecho a un hombre que vivía frente al río donde fue encontrado el cadáver, quien para su mala fortuna, arrastraba condena en el pasado por abuso a menores. Este sujeto falsamente acusado fue torturado para que confesara y luego condenado a muerte.
En 1981 renunció como maestro, tras los fuertes rumores que lo acosaban, el mal comportamiento que tenía con sus compañeros y el mal trato de sus alumnos, pues se burlaban de él y no le hacían caso.
Luego se convirtió en funcionario de abastecimiento de una fábrica, algo mucho menor a sus conocimientos, pero que le daba mucha libertad para concentrarse en lo que ahora dominaba su mente.
Con ese trabajo, este hombre pudo viajar por diversas partes del país, usando en su mayoría las vías ferroviarias, lugares que a ciertas horas eran muy poco transitadas y, sobre todo, tenían un gran número de jóvenes que mendigaban o vendían productos en las estaciones.
La modalidad era siempre la misma, engañaba a sus víctimas para llevarlas a lugares alejados entre los matorrales, cuando se encontraban a cierta distancia, los atacaba y los asesinaba de maneras horriblemente espantosas.
Los golpeaba, maniataba e introducía tierra, pasto o lodo por la boca para evitar que gritaran.
Luego les arrancaba la lengua con los dientes, apuñalaba de manera constante, aunque fue cambiando su modo, tratando de evitar zonas vitales y así extender el suplicio.
Los mordía constantemente en las piernas, glúteos y brazos, y les comía los pezones. Asimismo, clavaba cuchillos en los ojos de las víctimas, mientras llegaba al orgasmo en múltiples ocasiones.
En ocasiones, con ayuda de alguna varilla, colocaba su semen en la vagina de las niñas, simulando una violación o cortaba los labios y las narices de los rostros, llegando a decapitar.
Chikatilo aplicaba de entre 30 a 50 puñaladas, además de destripar y amputar los órganos sexuales, ya sea con los dientes o un cuchillo el pene y testículos, para comérselos. Por su parte con las niñas, las abría, extraía el útero y se lo comía.
La mayoría de sus víctimas, eran niños de ambos sexos, pero también asesino a adolescentes e incluso a una madre y su hija.
Después de ser capturado, confesó un total de 56 asesinatos, pero se especula que podrían ser muchos más.
Para detener a Chikatilo, al no ser alguien que pareciera una amenaza, podía mimetizarse, aunado a que las autoridades y los medios de comunicación, evitaban tocar el tema de los asesinatos.
Los policías de la Unión Soviética tenían una brutal búsqueda ante el asesino que tenía aterrorizados a todos.
Chikatilo nunca uso la fuerza, siempre fue amable para atraer a sus víctimas y si alguien se negaba a seguirlo, él se iba sin insistir.
Luego de unas pruebas de sangre tras los crímenes de dos menores, de los cuales fue sobreseído, pero durante más pruebas en su segunda captura, se descubrió que el semen de Chikatilo era tipo AB, a pesar de su sangre ser tipo A. Esto causó una gran confusión y fue centro de muchas investigaciones que ayudaron a la ciencia posteriormente.
Fue encarcelado por un robo menor, pero fue liberado antes y en 1990 cometió uno de sus horrendos crímenes en un bosque cerca de una estación de Donlesjoz, donde los policías de la zona, ya hacían guardias constantes.
Con los informes ya en la mano, fue arrestado nuevamente en 1990 por la KGB en Rostov del Don y después de una serie de fuertes interrogatorios, terminó por quebrarse y declararse culpable.
En total, fue acusado por 52 asesinatos en un juicio que fue incluso transmitido por televisión, mostrando un Chikatilo sumamente inestable.
Asimismo, se había rapado la cabeza y hacía comentarios extraños a la cámara con una mirada lunática, con el objetivo de buscar que lo declaren inimputable por cierto grado de locura.
Sin embargo, nada de eso le sirvió porque fue condenado a muerte y lo ejecutaron en febrero de 1994 de un tiro a la cabeza en la prisión de Rostov del Don.