Río de Janeiro, 17 ene (EFE).- La vacunación contra la covid-19 de los niños de entre 5 y 11 años arrancó este lunes en Sao Paulo, Río de Janeiro, las dos mayores ciudades brasileñas, y otras ocho grandes urbes del país, a pesar de las negativas planteadas por el presidente Jair Bolsonaro.
Un mes después de haber sido aprobada por la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria (Anvisa), la inmunización del público infantil, que se estima en 20,5 millones de niños y niñas, es ya una realidad en la mayor parte del territorio brasileño.
El pasado fin de semana empezó en una decena de capitales regionales y este lunes fue el turno de Sao Paulo, Río de Janeiro, Curitiba, Belém, Goiânia, Maceió, Manaus, Porto Velho, Macapó y Río Branco, justo cuando se cumple un año del inicio de la vacunación de los adultos.
Desde el 17 de enero de 2021, un 75 % de los 213 millones de brasileños han recibido el primer pinchazo y un 68 % tiene la pauta completa.
El amplio apoyo de la población a la vacunación permitió un descenso drástico en el número de muertes en el país en los últimos seis meses.
LOS BRASILEÑOS NO RESPALDAN LA POSTURA DE BOLSONARO
Sin embargo, Bolsonaro, líder de una negacionista extrema derecha, volvió hoy a cuestionar la vacunación infantil, a la que se opone por “los efectos colaterales, que no son pocos”, según dijo, a pesar de la multitud de estudios que han comprobado su eficacia y seguridad.
“Hicimos lo correcto durante la pandemia”, aseveró el mandatario, quien censura las medidas de aislamiento, el uso de la mascarilla y duda de la eficacia de las vacunas, al quejarse del tratamiento por parte de la prensa, en una entrevista en Radio Viva FM.
El Gobierno brasileño se resistió de primeras a vacunar a los más pequeños contra el coronavirus, que ya ha causado 621.000 muertes en el país, entre ellas las de al menos 311 menores de entre 5 y 11 años, según datos oficiales.
Tras el aval de Anvisa, la Administración de Bolsonaro realizó una consulta y una audiencia pública para discutir el asunto, lo que retrasó el inicio de la campaña.
Esa resistencia contrasta con la opinión mayoritaria del país. Según un sondeo divulgado hoy por el instituto Datafolha, casi el 80 % de los brasileños respalda la vacunación infantil y un 58 % cree que el jefe de Estado está dificultándola.
RÍO HACEN UN LLAMADO EN PRO DE LA VACUNA
En este contexto, el alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, invitó hoy a los padres a “creer en la ciencia” y les pidió “no jugar con la vida de sus hijos”.
“No crean teorías fantasiosas, tonterías o mentiras, en esas redes de WhatsApp. Vamos a vacunar a los niños y salvar el futuro de esta ciudad”, afirmó Paes a los periodistas.
El secretario de Salud de Río, Daniel Soranz, informó que la idea es finalizar la campaña de esa franja etaria a “mediados de febrero”, dependiendo de las dosis que distribuya el Ministerio de Salud, que ha prometido 20 millones hasta marzo.
En Sao Paulo, hubo un acto simbólico el viernes pasado en el que el indígena Davi Seremramiwe, de 8 años y con movilidad limitada, recibió el primer pinchazo entre los niños de la región, aunque la campaña formal comenzó este lunes.
EN ALERTA POR ÓMICRON
La vacunación infantil arranca en un momento en que la variante ómicron ha disparado los contagios en Brasil, que ha pasado de los 57.000 casos de la última semana de 2021 a los 476.000 registrados entre el 9 y el 15 de enero de este año.
Esa explosión de infectados está empezando a presionar el sistema público de salud de algunas ciudades, como Río y Sao Paulo, si bien la mayoría de los ingresos son pacientes no vacunados o con una sola dosis.
La media de muertes, por el momento, se ha elevado ligeramente en la última semana, pero no lo está haciendo en la misma proporción que los positivos, y actualmente se sitúa en las 150 diarias.
Soranz estima que la ‘ola ómicron’ se prolongue entre 25 y 35 días, en función del comportamiento que ha tenido esa variante en otros países, aunque remarcó que están preparando la red sanitaria “para todos los escenarios”.