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La oposición rusa a la invasión le da a Putin una causa para estar alarmado

La agresión militar de Vladimir Putin contra Ucrania está encontrando más oposición de los ucranianos de lo que él esperaba. El presidente ruso también vio la condena generalizada de su agresión militar en Ucrania en la Asamblea General de la ONU. Pero es probable que la oposición a la que se enfrenta Putin a nivel interno en Rusia también sea motivo de alarma para él.

Sin embargo, hay razones claras para ser escépticos con respecto a las afirmaciones de que Putin será depuesto pronto en un golpe de palacio, o que la élite actual podría ser destituida por protestas masivas.

Hay tres grandes categorías de rusos que han expresado su oposición a la guerra, aunque de diferentes maneras. Es útil visualizarlas como tres círculos concéntricos, empezando por el más grande y cerrándolo.

Las protestas callejeras contra la guerra, a las que asisten ciudadanos normales, han barrido el país. En la primera semana de la invasión militar rusa de Ucrania, al menos 7.669 personas fueron detenidas por la policía en las protestas contra la guerra en toda Rusia, según OVD-Info, una organización rusa de derechos humanos. Entre los detenidos hay desde niños de primaria hasta un anciano pensionista de San Petersburgo.

El opositor encarcelado Alexei Navalny ha convocado protestas diarias contra la guerra dentro y fuera de Rusia, refiriéndose a Putin como un “zar loco”.

La élite cultural y la intelectualidad

Parte de la élite intelectual y cultural también ha expresado su oposición a la guerra, desde celebridades de la televisión hasta deportistas y científicos. Más allá de las declaraciones individuales, se ha producido una avalancha de cartas abiertas firmadas, entre ellas por 44 de los mejores ajedrecistas del país y por académicos.

Sin embargo, ya hay casos de firmantes que se enfrentan a consecuencias negativas, como la pérdida de sus puestos de trabajo. Además de las detenciones en las protestas, esto sirve como un claro recordatorio de la valentía de quienes se oponen públicamente a la guerra.

La élite económica y política

¿Qué pasa con los actores económicos importantes? Con las enormes fortunas que se perderán por las sanciones sin precedentes de Occidente a Rusia, es plausible que se pronuncien.

Algunos ya lo han hecho. Algunas de las personas más ricas de Rusia -por ejemplo, los oligarcas Mikhail Fridman y Oleg Deripaska- han pedido la paz. Una de las mayores compañías petroleras del país, Lukoil, también ha pedido el fin de la guerra en Ucrania.

Pero hay una clara precaución. Pedir la paz no es lo mismo que criticar directamente a Putin, como ha reconocido Fridman.

También han mostrado ya cierta disidencia pública funcionarios políticos menores: por ejemplo, un asesor ruso del Banco Mundial y un delegado ruso en una conferencia de la ONU sobre el clima.

¿Y qué pasa con las personas que están más arriba en la cadena política? La Kremlinología actual ha empezado a parecerse a la de la época soviética, en la que la opacidad de la política obligaba a los analistas occidentales a escudriñar material como las fotografías de los actos oficiales para obtener información sobre la dinámica interna de las élites.

De forma similar, ahora se intenta leer el lenguaje corporal de los altos funcionarios durante las reuniones con Putin en busca de signos de inquietud. Un ejemplo notable es la imagen de Elvira Nabiullina, la directora del Banco Central de Rusia, captada con los brazos cruzados y la mirada baja en el extremo opuesto a Putin de una mesa cómicamente larga.

Hasta ahora, sin embargo, no hay señales de grietas significativas en la cima. Y no es de extrañar: Putin se ha rodeado de hiperleales, cuyo círculo íntimo comparte su impresión de un Occidente empeñado en socavar Rusia y su gobierno. Incluso si los miembros de la élite política más amplia están profundamente sorprendidos por -o no están de acuerdo con- el asalto de Rusia a Ucrania, los costes de expresar la disidencia o tratar de salir del sistema son abrumadoramente altos. Al menos por el momento.

La verdadera profundidad y amplitud de la oposición

Es muy difícil medir el verdadero alcance de la oposición a la guerra -y a Putin personalmente- en estos tres grupos, así como calcular cómo podría cambiar con el tiempo.

El secretario de prensa del presidente ruso, Dmitry Peskov, ha dicho que el “nivel de apoyo al presidente, a sus decisiones y a sus acciones es muy, muy alto”. Según la agencia de sondeos VTsIOM, afín al Kremlin, el 68% de los rusos apoyan las actividades de Rusia en Ucrania, y otra agencia afín al Kremlin, FOM, informa de que el 71% de los rusos confían en Putin tras el inicio de la operación militar rusa, frente al 60% justo antes de la invasión.

¿Cómo puede ser esto? Los medios de comunicación estatales rusos siguen presentando una realidad muy diferente a la de los medios occidentales. En lugar de un asalto a gran escala, la narrativa es la de una “operación especial” para proteger a los rusos étnicos en las llamadas “repúblicas” de Donetsk y Luhansk del “genocidio” que está llevando a cabo el gobierno “neonazi” de Ucrania.

Palabras como “invasión” y “guerra” están prohibidas en los medios de comunicación rusos. Los medios independientes han sido bloqueados o cerrados. Y los rusos se enfrentan a la posibilidad de recibir duros castigos por desafiar la línea del Estado en el conflicto.

Un panorama sombrío

El grado de oposición en el futuro depende de varios factores, entre ellos la capacidad del ejército ruso para someter a las fuerzas ucranianas. La magnitud de las dificultades económicas en Rusia también influirá en la opinión pública. Pero mucho dependerá también de la capacidad y la voluntad del Estado ruso de reprimir la disidencia en casa y seguir controlando la narrativa. Veremos cómo los problemas económicos y las muertes de soldados rusos siguen siendo achacados por el Kremlin a Occidente.

Putin se ha jugado su supervivencia en esto. Y ya hemos visto lo que es capaz de hacer a las voces críticas: el encarcelamiento de Navalny y el envenenamiento de Alexander Litvinenko en 2006 son sólo dos ejemplos. Teniendo en cuenta las medidas que ya se han tomado para responder a la oposición interna, es probable que -al menos a corto plazo- veamos una duplicación de la represión, incluso para evitar cualquier cascada de disidencia que pueda hacer temblar los cimientos del régimen.

Fuente: Infobae

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