Madrid, EFE -. “Cuando eres vulnerable, es más probable que tomes decisiones por desesperación y ahí es donde la explotación florece”, explica a Valiant Richey, representante especial para Combatir el Tráfico de Seres Humanos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), sobre el riesgo que afrontan las mujeres y niños ucranianos en su huida de la guerra.
Desde que comenzó la diáspora ucraniana, la OSCE ha denunciado la posibilidad de que esa vulnerabilidad propicie situaciones que podrían derivar en tráfico de personas.
“Las mujeres y niños son de lejos la población explotada predominante. Ellas representan el 90% de todo el tráfico por explotación sexual y los niños un tercio de las víctimas identificadas. Así que el hecho de que la mayoría de personas ahora cruzando las fronteras de Ucrania sean mujeres y niños ya es un factor de riesgo”, afirma Richey.
DENUNCIAS DE SITUACIONES DE RIESGO
El representante de la OSCE asegura que a la organización han llegado distintas denuncias a través de medios de comunicación, ONG en el terreno y los propios refugiados de este tipo de situaciones.
“Normalmente hablan de hombres acercándose a mujeres jóvenes o niñas y ofreciéndoles algo (transporte, alojamiento, dinero…) y lo hacen fuera de los canales oficiales”, señala Richey, quien explica que esos comportamientos propios de explotadores ya los han visto en el pasado, aunque eso no quiere decir que todos los que ofrecen su ayuda lo sean.
Lilia Rotoloni, directora de Información Pública en la OSCE, precisa a EFE algunas de las denuncias informales que la organización ha recogido desde que comenzó el éxodo ucraniano.
Entre ellas describe a “hombres invitando a mujeres a pasar la noche y ofreciéndoles dinero en Berlín, chicas jóvenes con niños desaparecidas en Alemania, hombres forzando a chicas a entrar en sus coches en Polonia e incluso la violación de una joven de 19 años por un hombre de 49, detenido el pasado 9 de marzo en la ciudad polaca de Breslavia”.
Aclara, no obstante, que estos casos “no son denominados oficialmente como tráfico de seres humanos” y que “las investigaciones e identificaciones oficiales apenas están comenzando”.
La ONG Plan Internacional describe un panorama similar: “en Varsovia, voluntarios nos contaron que vieron hombres, que no tenían relación con ninguna organización, ofreciendo a mujeres jóvenes transporte o alojamiento. Cuando identificaban un caso así, se acercaban a hablar con la persona y le preguntaban, pero se iban sin dar muchas explicaciones”, relata a EFE Stefano Fino, Coordinador de Programas de Gestión de Riesgo de Emergencias de la ONG que acaba de regresar de Polonia.
Fino explica que “la percepción es que hay casos de riesgo” y que son complicados de tratar “porque hay muchísima gente que está entrando”, pero la estrategia principal está siendo formar a los voluntarios “para poder identificar de manera rápida” los casos peligrosos.
LA TRATA, UN PROBLEMA RECURRENTE EN UCRANIA
La trata de seres humanos ya era un problema recurrente en Ucrania, según Richey, dado que “los ucranianos suelen ser una de las víctimas de tráfico de personas más identificadas en la Unión Europea”, siendo lo más común la explotación sexual de las mujeres y la explotación laboral de los hombres.
El representante de la OSCE achaca esta tendencia a “una combinación de bastos asuntos sociales”, así como la proximidad geográfica con la UE, pero destaca como principal factor el hecho de que “los traficantes entienden que pueden ganar dinero con los ucranianos”.
Esa sensación viene dada por la demanda existente para la explotación de seres humanos, que parece estar aumentando en las últimas semanas, puesto que “desde un país de la Unión Europea, en el que la prostitución está legalizada, la policía cibernética ha registrado un aumento de búsquedas online sobre mujeres ucranianas para sexo y matrimonio”.
Richey afirma que la legalización de la prostitución provee “una buena situación” para los traficantes dedicados a explotación sexual, porque les da una coartada, “y esto es algo que la Europol ha apuntado en varias ocasiones”.
Esta es una de las razones por las que su principal preocupación reside ahora en los países de asilo: “He estado en la frontera y hay policía, guardias de frontera, voluntarios, oenegés, acceso a comida, asilo y transporte por canales oficiales… mi principal preocupación ahora es qué pasa con estas personas cuando se mueven a países que no están tan preparados”, afirma.
Por ello, la OSCE ha publicado una serie de recomendaciones para los gobiernos, como dar acceso a materiales de primera necesidad (comida, atención sanitaria, alojamiento), así como permisos de residencia a largo plazo, educación a los niños o acceso al mercado de trabajo, para evitar crear situaciones de vulnerabilidad.
También les insta a organizar la ayuda de voluntarios que llega al margen de los canales oficiales, pues aunque “es genial que haya gente que quiera ayudar, esto crea oportunidades para situaciones de riesgo”, concluye Richey.