Tegucigalpa.- El expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández, dijo este lunes que es “inocente” de los cargos que le imputa Estados Unidos, asociados al narcotráfico y uso de armas, que confía en la justicia y presagia que podría ser condenado a tres cadenas perpetuas y convertirse “en un muerto en vida”.
“Soy inocente, soy víctima de una venganza y una conspiración. Estoy seguro que Dios me hará justicia”, indicó Hernández en una carta escrita por él, que hoy difundió su esposa, Ana García, en Tegucigalpa.
La carta fue difundida antes de que el pleno de la Corte Suprema de Justicia se reúna hoy en la capital hondureña para decidir si ratifica, modifica o revoca la extradición del exgobernante que, el pasado día 16, autorizó un juez natural que conoció sobre el arresto preventivo con fines de extradición que solicitó EE.UU. el 14 de febrero.
“Es muy doloroso lo que estoy viviendo. Es muy duro estar separado de mi familia, mis seres queridos, privado de tantas cosas. Cuando pienso en mis nietas Violeta y Olivia se viene a mi mente la posibilidad de no verlas nunca más, que no podré entregar a mis menores hijas Daniela e Isabela cuando decidan casarse, que no podré ver Honduras y su gente”, señaló Hernández.
PODRÍA LLEGAR A CONVERTIRME EN UN MUERTO EN VIDA”
Dijo además que “todo cambió”, incluidos sus planes que tenía para retirarse después de muchos años de trabajo.
“Al final concluyo en la posibilidad de que al enfrentar cargos por tres cadenas perpetuas podría llegar a convertirme en un muerto en vida”, añade la misiva del exmandatario.
Lamentó que por estar detenido, en una unidad especial de la Policía Nacional, desde el 15 de febrero, cuando fue capturado en su residencia, no pudo asistir al sepelio de su abuela materna, ni expresarle sus condolencias a su madre, Elvira Alvarado.
“Nunca creí que esta lucha por la paz de nosotros los hondureños me llevaría a convertirme en un privado de libertad. Nunca creí que la respuesta a muchos años dedicados al trabajo por la seguridad nos llevarían a ser calificados como narcoestado. Sabía que esta lucha no sería fácil, tendría muchos riesgos”, indicó el expresidente.
Dijo que también creyó que, “con la voluntad sincera de las instituciones y sectores del país, más el acompañamiento activo de nuestros socios aliados (en la lucha contra el narcotráfico), sería un ganar ganar”.
“Soy inocente, soy víctima de una venganza y una conspiración. Estoy seguro que Dios me hará justicia. Esto es una venganza de los carteles, es una trama orquestada para que ningún Gobierno vuelva a hacerles frente”, escribió Hernández, quien el 27 de enero concluyó su segundo mandato consecutivo de cuatro años en el poder, desde 2014.
Según Hernández, él ha sido víctima de una conspiración y de una campaña de odio y desinformación, y es “evidente” que “las contradicciones de los delincuentes (narcotraficantes hondureños que enfrentan juicios en Estados Unidos), juicio tras juicio, mienten y se contradicen”.
“Además, que también es evidente, que después de entregarse o ser capturados pasaron meses, años, declarando y nunca me mencionaron. Hasta que iniciaron la ejecución de su venganza y además buscando reducir sus condenas y devolución de sus bienes entre otros beneficios”, indicó el expresidente.
También afirmó que solo espera “que se haga justicia, que se respete el derecho que nos asiste a las personas y a las naciones”, y que, “si así fuera, esta trama se para de inmediato”.
“Soy inocente, confío en la justicia y misericordia de Dios”, concluyo reiterando Hernández en su carta.
Hernández es el primer expresidente hondureño que ha sido solicitado en extradición por Estados Unidos por narcotráfico.