El proceso legal seguido contra Jesús de Nazaret estuvo cargado de tantos vicios e irregularidades, que cualquier tribunal que conociera el recurso en el sistema moderno actual, se habría visto compelido a decretar su nulidad, aseguró el juez del Tribunal Constitucional (TC) Manuel Ulises Bonnelly Vega.
El magistrado hizo un llamado a la reflexión, en especial a los hombres y mujeres que desempeñan algún rol en el sistema de Justicia, jueces, fiscales y abogados en general. “Se trata de reflexionar, a través del viciado proceso que enfrentara Jesús, el papel que cada uno de nosotros estamos jugando al momento de desempeñar cada uno de nuestros roles profesionales”, indicó.
Bonnelly Vega se expresó así al ofrecer la charla “El proceso judicial contra Jesús: un ejemplo de vulneración de derechos”, en la que analizó las incidencias en juicio contra Jesús de Nazaret como un ejemplo para comprender la importancia del debido proceso y el cumplimiento de las reglas, especialmente cuando está en juego la libertad y la vida.
Al analizar las incidencias en el juicio contra Jesús, según las jurisprudencias judía y romana, el magistrado del TC identificó diversas violaciones a las normas, entre las que destacó la falta de imparcialidad en los miembros del Sanedrín -autoridad suprema nacional y religiosa de los judíos-, quienes estaban totalmente prejuiciados contra el Maestro.
“No es concebible la noción de juez sin que se le acompañe del adjetivo ‘imparcial’. Un juez parcializado se convierte en acusador o en defensor y, por tanto, no está en condiciones para decidir con equilibrio ni con justicia. Desde este punto de vista los miembros del Sanedrín estaban descalificados legalmente para juzgar a Jesús, pues la ley contenía normas tendentes a asegurar la imparcialidad al disponer que no debían ser jueces aquellos que tuvieran una relación de amistad ni aquellos que fueran enemigos del acusado o del acusador”, declaró Bonnelly Vega.
También mencionó otras irregularidades, como el arresto de Jesús en horas de la noche y que fuera interrogado a solas por el sumo sacerdote, violando la disposición de la Mishná de «No juzgar a solas…», fundado en la idea de que «…el interés particular de una persona proyecta su punto de vista, por lo que siempre se debe buscar el consejo de otro…».
Otra violación a las reglas judías fue la presentación de testimonios falsos y contradictorios contra el Hijo de Dios, lo cual se consideraría un caso típico de prevaricato a los jueces, señaló el magistrado Bonnelly Vega.
La presión a Jesús para que confesara; la sesión de un tribunal en día festivo; la solución de la pena de muerte en menos de un día; la ruptura de las normas de composición del tribunal y la pronunciación de la sentencia en la casa del sumo sacerdote, fueron otras de las irregularidades advertidas por Bonnelly Vega de acuerdo a las leyes judías.
Destacó que hubo transgresiones al proceso a la luz de la jurisdicción romana, pues los judíos acusaron falsamente a Jesús de predicar contra los tributos al César o autoproclamarse rey, y pese a ser acusado de blasfemia, finalmente fue condenado a muerte por sedición, después que se introdujeran cargos a último minuto.
“Modernamente, es imposible que alguien sea llevado a juicio bajo una determinada acusación y termine condenado por una totalmente distinta. Eso es lo que técnicamente se llama cambio de prevención o de los hechos puestos a cargo de quien soporta el juicio”, explicó el juez del TC.
Bonnelly Vega expuso que cuando dos tribunales se declaran igualmente incompetentes, tal como lo hicieron Pilato y Herodes, se genera una situación procesal que se denomina conflicto de competencia, el cual debe ser resuelto por un tribunal, pero en el juicio contra Jesús esto no se cumplió, volvió a Pilato, el primero de los jueces en declarar su incompetencia.