Un grupo de científicos de la Universidad de Rutgers (EE.UU.) proporcionaron una nueva explicación de cómo se pueden formar las dunas de Ío, la luna más cercana de Júpiter, que cuenta con una helada y turbulenta superficie.
El trabajo, publicado en la revista Nature Communications, se basa en un estudio de los procesos físicos que controlan el movimiento de los granos, junto con un análisis de las imágenes tomadas por la misión de la sonda espacial Galileo de la NASA, que permitió la creación de los primeros mapas detallados de los satélites naturales del planeta.
A pesar de que estudios previos de Ío describían que su superficie contenía algunas características similares a dunas, concluían que no podían serlo, ya que las fuerzas de los vientos en esta luna son débiles debido a la presencia de una atmósfera de baja densidad.
Ahora, tras analizar los datos recabados durante 14 años por la misión Galileo, que revelaron que la superficie de la luna es una mezcla de flujos de lava negra solidificada y arena, con corrientes de lava “efusivas” que fluyen y “nieves” de dióxido de azufre, los especialistas se valieron de ecuaciones matemáticas para simular las fuerzas sobre un solo grano de basalto o escarcha y calcular su trayectoria.
El autor principal de la publicación, George McDonald, explicó que cuando la lava fluye hacia el dióxido de azufre debajo de la superficie de la luna, su ventilación es “lo suficientemente densa y rápida como para mover granos en Ío y posiblemente permitir la formación de características a gran escala como dunas”.
Una vez que los investigadores formularon un mecanismo por el cual podrían formarse las dunas, estudiaron las fotos de la superficie de Ío para obtener más pruebas y comprobaron que el espaciado de las crestas y las proporciones de altura a anchura observadas eran consistentes con las tendencias de las dunas vistas en la Tierra y otros planetas.
“Nuestros estudios apuntan a la posibilidad de que Ío sea como un nuevo ‘mundo de dunas'”, concluyó McDonald.
Por: RT