Cuando la flautista Elizabeth Misselbrook notó una extraña raya negra en su uña, supo que algo no estaba bien. La mujer de 40 años había estado navegando previamente por Facebook y había visto advertencias de que una marca como la suya podría deberse a cáncer de piel.
Preocupada hizo una cita, pero nunca imaginó que unos cuantos meses después le estarían amputando su dedo para evitar que una extraña forma de cáncer se propagara por su cuerpo.
La mujer notó la raya por primera vez en septiembre de 2019 y su médico de cabecera después de analizarla la remitió a un dermatólogo.
Inicialmente dijeron que no debería preocuparse y que debería regresar en tres meses para que lo revisaran.
Pero la línea comenzó a cambiar y crecer, lo que obligó a los médicos a quitar la uña y realizar una biopsia.
“Estaba preocupada porque tengo un amigo médico y ella puso algo en Facebook sobre una línea en la uña que es un signo de algo”, le dijo a The Sun.
“No estaba demasiado preocupada, pero lo suficiente como para hacer una cita con el médico de cabecera. No esperé. No me picaba, solo era una línea tenue de color marrón claro”, agregó.
“Lleva tiempo porque no es un ‘quitar eso rápido y echar un vistazo’ y las uñas tienen marcas extrañas, pero estaba cambiando y tenía un presentimiento”, contó la mujer.
En diciembre de 2020, la uña había vuelto a crecer, pero aún no estaba bien. La mujer volvió a notar otra línea similar a la primera, así que volvió al médico.
“El dermatólogo dijo que era sospechoso y que habría que volver a hacer una biopsia. Esta línea era mucho más ancha y oscura y me estaba preocupando. Tenía pigmento que se había adherido a la piel en la base de la uña, así que estaba mucho más preocupada porque tenía características más siniestras”, siguió Elizabeth.
Para mayo de 2021 le dijeron que era un melanoma en etapa 1A, lo que significa que era invasivo pero no demasiado grave.
No obstante más exámenes finalmente la diagnosticaron con una rara forma de cáncer de piel conocida como melanoma subungueal lentiginoso acral.
La enfermedad podía propagarse a otras partes del cuerpo y como ya habían surgido dos melanomas los médicos determinaron que lo mejor era cortar el dedo para asegurar que no volviera a aparecer.
“Me amputaron antes de la primera articulación, estaba realmente molesta”, precisó Elizabeth.
Para la mujer de Berkshire (Inglaterra) fue difícil hacerse a la idea de la amputación, pero finalmente se resignó pues no quería continuar enferma y con esto se eliminaba el problema de raíz.
“Estaba preocupada por las consecuencias a largo plazo, como escribir a mano y tocar la flauta. Quería tocar la flauta, pero quiero vivir más”, dijo.
Elizabeth ahora está libre de cáncer y dijo que le tomó tiempo aceptar su diagnóstico: “Cuando me dijeron que era melanoma, no me sorprendió, pero fue un shock. Estaba en mi mano izquierda y soy zurda y toco la flauta. Estaba tratando de mantener la calma y pensando: ‘Es lo que es, tengo que lidiar con eso y no es agradable’”.
La mujer espera que su experiencia sirva para que otras personas no minimicen las eventualidades que les pasan.
“Revisa tus uñas en busca de cualquier cosa sospechosa que aparezca y no subestimes ningún moretón”, aconseja.
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