Recientes descubrimientos científicos han cambiado la interpretación sobre la esperanza de vida de los perros y su comparación con la de los seres humanos.
Un exhaustivo estudio encontró que el perro tiene etapas distintas y diferenciadas de envejecimiento por las que los cachorros envejecen mucho más rápido, es
decir más aceleradamente y a otro ritmo, que los perros mayores.
Esto significa que estamos subestimando el equivalente a la edad humana de nuestros perros y ejecutando una comparación artificial e inexacta.
Si los cachorros envejecen mucho más rápido que los jóvenes humanos y por regla general decimos, como verdad revelada, que un año de perro equivale a siete años humanos, pero la apreciación comparativa resulta errónea y sin fundamento. Sabemos que la esperanza de vida de los perros es, en promedio, de 12 a 13 años. Cifra variable según las condiciones de vida y, por tanto, según el lugar y cómo transcurre su existencia.
Por otra parte, la esperanza de vida de los seres humanos, con las mismas consideraciones, es por lo menos 5 veces mayor, por lo que mucha gente sigue, sin fundamento alguno, la regla común de que un “año perruno” equivale a 7 “años humanos”.
Esa proporción de 1 a 7 es errónea, ya que, según los investigadores, resulta del desconocimiento de cómo son los procesos de envejecimiento de los perros comparados con los de los seres humanos. Este estudio muestra la evidencia genética por la que los cachorros envejecen más rápido que sus mayores. Ese ritmo de envejecimiento es más rápido en los cachorros.
Según esta afirmación, la edad comparativa exacta de un perro de un año sería la de un ser humano de 30 años. Después de ese primer o segundo año, los perros y todas sus células envejecen más lentamente. De esta forma, por cada año que un perro envejece, el correspondiente aumento en años humanos se reduce.
Por ello, de acuerdo a esta aseveración científica, un perro de 12 años tendría comparativamente 70 años humanos y no 84 como surgiría según el cálculo tradicional. Este trabajo concluye que se necesita hacer un cálculo complejo a fin de establecer una comparación válida entre la edad del perro y la del ser humano.
La fórmula es: edad “humana” de un perro = 16 x ln de la edad de tu perro + 31 (ln: logaritmo natural).
Por su parte, además de la fórmula expresada se puede afinar más aún la exactitud en el cálculo teniendo en cuenta el tamaño y el peso del perro, para lo cual podemos dividir a los animales en cuatro grupos:
-Razas pequeñas: son todas aquellas inferiores a 10 kilos
-Razas medianas: son aquellas que pesan entre 10 y 22 kilos
-Razas grandes: las que oscilan entre 23 y 40 kilos
-Razas gigantes: las superiores a los 41 kilos
En el siguiente cuadro se puede conocer mejor la relación entre las edades humanas y las cuatro grupos de razas:
Socialización de cachorros, beneficios toda su vida
Desde que nace el animal, nace ciego, nace sordo, recién comienza a ver al día 12, comienza oír más o menos en la cercanía de ese tiempo. Entonces: ¿qué podemos hacer para vincularlo con el mundo que lo rodea? En principio no asustarlo, no generar cosas bruscas y sí generar con hisopos sensaciones en las plantillas de las manos y de las patas con distintas temperaturas, un poquito frío, un poquito caliente.
El desmadre, que es el no vincularse más con su mamá y sus hermanos, sea a los 60 días y no antes, porque esos días van a trabajar sobre las emociones de los animales sobre todo inhibiendo la mordida. ¿Qué significa esto? Moderar la potencia de la mordida, según la cantidad del estímulo.
Entre los 60 días y los 4 meses de edad aparece la etapa sensible del animal, donde el animal, según la percepción de algunos profesionales, a mi planteo errónea, no debe salir a la calle. Debe salir a la calle, lo que no debe es pisar veredas, para eso existen unas excelentes mochilas o carritos de las compras o el auto. La etapa del desmadre es llamada “imprinting troquelado o impresión”, donde se sociabiliza el animal son fundamentales para marcar la conducta futura.
Algunos consejos sobre cómo socializar un cachorro con las personas: invitar a tus amigos y familiares, llevarlo a la calle para que vea gente nueva cada día (puede ser hasta la esquina), llevarlo cuando vayas a la tienda, etc. Además, es importante habituarlo a la presencia de niños pequeños y bebés, así los asociará con cosas buenas. Controla muy bien estas interacciones para que los niños no lastimen a tu perro. Además, acostúmbralo a ser manipulado: acarícialo, levántalo, tócale las patitas, revísale los dientes, etc.
INFOBAE