Hachas, puntas de lanzas y fragmentos de brazaletes de la Edad de Bronce que datan de alrededor del año 1000 a.C., descubierto en el condado británico de Carmarthenshire por un buscador en noviembre de 2020, y han sido declarados tesoros.
Armado con un detector de metales, Richard Trew, descubrió unos 20 artefactos antiguos en un pozo excavado especialmente, que podría haber sido un sacrificio a los dioses, según informan los arqueólogos profesionales del Museo Nacional de Gales.
“Sentí como si hubiera retrocedido en el tiempo, no hay otras palabras para describirlo. No podía dejar de reír mientras seguía encontrando más objetos. Nunca olvidaré el momento y estará conmigo para siempre”, así comentó Trew sus sensaciones al momento del hallazgo.
Los arqueólogos, que llevaron a cabo una investigación del área en la que se descubrió el tesoro, sugirieron que se trataba de un sacrificio-donación a los dioses locales, partiendo del hecho de que fue enterrado en un pozo especialmente excavado, y aparentemente lejos de cualquier asentamiento de la Edad de Bronce.
“Las acciones responsables del Sr. Trew de haber informado sobre el hallazgo, y documentar el momento del descubrimiento, nos permitió revelar más de la historia detrás del entierro de este tesoro”, señaló Christopher Griffiths, un estudiante de doctorado de la Universidad de Reading.
“La gran punta de lanza de bronce, golpeada con una herramienta sin filo y partida por la mitad antes de su entierro, se colocó cuidadosamente en la parte superior de este tesoro. Es posible que la rotura de la punta de lanza y el entierro del tesoro se haya llevado a cabo durante una ceremonia celebrada por una comunidad local de la Edad de Bronce, concebida como un sacrificio a los dioses”, detalló.
Se informa que el curador del consejo de Carmarthenshire espera adquirir estos y otros artefactos, hallados por otros buscadores, para agregarlos a la creciente muestra arqueológica del condado, destinada para exposiciones públicas.
Uno de estos objetos es un colgante de plata dorado del período Tudor, también encontrado en 2020. Tiene forma de corazón y está decorado con un diseño de herida sangrante que representa la herida de Cristo. Este adorno personal, un símbolo de la fe católica, data de mediados del siglo XVI, es decir de una época de encarnizada confrontación entre la Iglesia de Inglaterra y la Iglesia Católica Romana en Inglaterra.
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