El exministro de las Fuerzas Armadas, José Miguel Soto Jiménez, afirmó que se ha producido una manipulación histórica, articulada, para imponer en la sociedad dominicana que lo ocurrido con los acontecimientos que pusieron fin a la vida de Rafael Leonidas Trujillo, se trató de un ajusticiamiento.
El historiador, académico, escritor y general retirado plantea que hay que entender la naturaleza del acontecimiento de su muerte, como parte mismo del proceso, porque intervienen factores de si fue justo o no el asesinato del déspota de San Cristóbal, como prefiere llamar a Trujillo.
Explicó que por un lado, existe la idea central manipulada retóricamente, de que después d 31 años de dictadura, el pueblo tomó en manos de los conjurados, la justicia que demandaba las circunstancias.
Soto Jiménez es de opinión que, 61 años después de la caída del régimen Trujillo, viene siendo como una herida abierta en el temperamento del pueblo dominicano, pues, por un lado, están los justificadores y adoradores de su figura y por el otro lado, los que lo condenan y de ahí es donde se desprende el concepto de ajusticiamiento, asociado a su muerte.
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Muerte de Trujillo fue un magnicidio, no un ajusticiamiento
No obstante entiende que lo ocurrido con el déspota de San Cristóbal, fue un magnicidio.
El historiador y militar si tiene claro que la acepción de la pureza del término ajusticiamiento, es un asesinato producto de proceso judicial.
Considera que el 30 de mayo y la guerra de abril son los acontecimientos más importantes de RD del pasado siglo. Que inclusive habría que hablar de antes y después la muerte de Trujillo.
Otros aspectos de Trujillo que llama la atención de Soto Jiménez, es el hecho de la obsesión que tenía la personalidad de “El Jefe” de hacer todo dentro del marco de la formalidad, hasta para justificar la injustificable.
Consideró que la sociedad dominicana no puede borrar de su historia el régimen trujillista que predominó durante más de tres décadas, pero sí debería dejar su accionar donde corresponde, en los anales de la historia tal y como ocurrió con el también dictador dominicano Ulises Hereaux Mejor conocido como Lilís, asesinado en el 1899, en oca, provincia Espaillat, en circunstancias parecidas a la de Trujillo y que en su momento, también se tildó de ajusticiamiento del tirano.