La salud mental es parte integral del bienestar de las personas, tanto es así que “no hay salud sin salud mental”, y por eso, es preciso que el Estado como garante del derecho asuma mayor responsabilidad entorno a trabajar de forma integral el tema, de acuerdo con un informe de la Organización Mundial de la salud (OMS).
El informe sobre Salud Mental, explica que el mismo es un componente integral y esencial de la salud, y la Constitución de la OMS dice que “la salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
El documenta precisa que la salud mental es un estado de bienestar en el que la persona realiza sus capacidades y es capaz de hacer frente al estrés normal de la vida, de trabajar de forma productiva y de contribuir a su comunidad.
Destaca que la promoción, la protección y el restablecimiento de la salud mental son preocupaciones vitales de las personas, las comunidades y las sociedades de todo el mundo.
Determinantes de la salud mental
La salud mental individual está determinada por múltiples factores sociales, psicológicos y biológicos, y una de son las presiones socioeconómicas persistentes que constituyen un gran riesgo. Las pruebas más evidentes están relacionadas con los indicadores de la pobreza, y en particular con el bajo nivel educativo.
También, la mala salud mental se asocia asimismo a los cambios sociales rápidos, a las condiciones de trabajo estresantes, a la discriminación de género, a la exclusión social, a los modos de vida poco saludables, a los riesgos de violencia y mala salud física y a las violaciones de los derechos humanos.
Otro factores son la personalidad y psicológicos específicos que hacen que una persona sea más vulnerable a los trastornos mentales, así como los trastornos mentales que tienen causas de carácter biológico, dependientes como factores genéticos o de desequilibrios bioquímicos cerebrales.
Promoción y protección de la salud mental
El informe refiere que la promoción de la salud mental consiste en acciones que creen entornos y condiciones de vida que propicien la salud mental y permitan a las personas adoptar y mantener modos de vida saludables.
Entre ellas hay una serie de acciones para aumentar las posibilidades de que más personas tengan una mejor salud mental.
Un ambiente de respeto y protección de los derechos civiles, políticos, socioeconómicos y culturales básicos es fundamental para la promoción de la salud mental.
El documento, señala que las políticas nacionales de salud mental no deben ocuparse únicamente de los trastornos mentales, sino reconocer y abordar cuestiones más amplias que fomentan la salud mental como la incorporación de la promoción de la salud mental a las políticas y programas de los sectores gubernamental y no gubernamental.
Además del sector de la salud, es esencial la participación de los sectores de la educación, el trabajo, la justicia, el transporte, el medio ambiente, la vivienda o la asistencia social.
La promoción de la salud mental depende en gran medida de estrategias intersectoriales. Entre otras formas concretas de fomentar la salud mental se pueden mencionar:
- Las intervenciones en la infancia precoz (la creación de un entorno estable que atienda las necesidades de salud y nutrición del niño, lo proteja de las amenazas y le proporcione oportunidades de aprendizaje precoz e interacciones que sean sensibles, le den apoyo emocional y estimulen su desarrollo).
- El apoyo a los niños (programas de creación de capacidades y de desarrollo infantil y juvenil);
- La emancipación socioeconómica de la mujer (mejora del acceso a la educación y concesión de microcréditos):
- El apoyo social a las poblaciones geriátricas (iniciativas para hacer amistades y centros comunitarios y de día);
- Los programas dirigidos a grupos vulnerables, y en particular a las minorías, los pueblos indígenas, los migrantes y las personas afectadas por conflictos y desastres (intervenciones psicosociales tras los desastres);
- Las actividades de promoción de la salud mental en la escuela (programas de apoyo a los cambios ecológicos en la escuela y escuelas amigas de los niños).
- Las intervenciones de salud mental en el trabajo ( programas de prevención del estrés).
- Las políticas de vivienda (mejora de las viviendas);
- Los programas de prevención de la violencia (la reducción de la disponibilidad del alcohol y del acceso a las armas);
- Los programas de desarrollo comunitario (iniciativas de colaboración ciudadana y de desarrollo rural integrado);
- La reducción de la pobreza y la protección social para los pobres.
- Legislación y campañas contra la discriminación.
- Promoción de los derechos, las oportunidades y la atención de las personas con trastornos mentales.
Atención y tratamiento de trastornos de salud mental
Existe un corpus cada vez mayor de pruebas científicas que demuestran la eficiencia y la buena relación costo-eficacia de intervenciones cruciales para abordar trastornos mentales prioritarios en países con diferentes niveles de desarrollo económico. Entre las intervenciones costo eficaz, viable y asequible se pueden mencionar:
- Tratamiento de la epilepsia con medicación antiepiléptica.
- Tratamiento de la depresión con psicoterapia y, en casos moderados y graves, antidepresivos (genéricos).
- Tratamiento de la psicosis con medicamentos antipsicóticos más antiguos y apoyo psicosocial al paciente.
- Aplicación de impuestos a las bebidas alcohólicas y restricción de su disponibilidad y comercialización.
También existe una serie de medidas eficaces para prevenir el suicidio, prevenir y tratar trastornos mentales en niños, prevenir y tratar la demencia y tratar los trastornos relacionados con el consumo de sustancias.
El Programa de acción para superar la brecha en salud mental (mhGAP) ha elaborado directrices basadas en la evidencia para que los no especialistas puedan identificar y atender mejor una serie de trastornos mentales prioritarios.