EFE.- El desinterés de los peruanos por la política se reflejó en los comicios regionales y locales de este domingo, una jornada que amaneció con las mesas electorales vacías, fruto de la ausencia de los miembros convocados, la escasez de votantes y la abundancia de remolones.
“No habían venido los miembros, solo estaba la presidenta. Han tenido que agarrar a alguien de la fila obligándole, hubo un jovencito que fue voluntario, después pidieron el documento de identidad para multar a los que no se ofrecían”, relató a Efe Martín Baca en la fila antes de votar en Lima.
Baca esperó más de una hora en el céntrico parque Campo de Marte, donde estaba instalado un gran punto de votación al aire libre bajo el cielo gris de la capital.
“Me dijeron que no se había presentado el que tocaba y yo estaba entre los primeros de la fila, así que acepté para ser voluntaria (…) Soy viuda, tengo el tiempo disponible”, contó Isabel Martínez, que tendrá que permanecer en su puesto hasta que las mesas cierren a las 17.00 hora local (22.00 GMT).
A su lado, Ana Mendoza llegó al centro de votación para ser presidenta de mesa a las 6.00 de la mañana, pero esta no pudo abrirse hasta casi las 10.00 porque faltaba una persona.
“Felizmente, la señora se ofreció y es un ejemplo a seguir”, dijo tras añadir que no habían encontrado ninguna incidencia aparte de este retraso.
Este domingo, 24,7 millones de peruanos están llamados a las urnas para decidir a sus líderes regionales y locales para el periodo 2023-2026.
Según la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE), a las 10.30 de la mañana se habían instalado 41.988 mesas de sufragio, cuando el organismo electoral había informado que eran un total de 84.323 las previstas.
GRANDES RETRASOS EN LAS MESAS
Al principio de la jornada electoral, las pequeñas carpas blancas del parque limeño lucían con largas filas de personas o simplemente vacías, con los miembros de las mesas esperando a que llegaran el resto, un fenómeno que se repitió en colegios y centros electorales de todo el país.
Una señora que no quiso desvelar su nombre señaló que llevaba más de una hora y media en la fila porque no vinieron los miembros de las mesa.
“Tuvimos que animar a los peruanos para que pudieran colaborar para que pudiéramos votar, porque nos dijeron que sin no armaban la mesa teníamos que pagar una multa. No es justo así”, dijo sin explicar las razones por las que no ocupó un puesto ella misma.
A pocos segundos antes de depositar el voto en la urna, esta no tenía claro a quien votar: “Lo decidiré ahora que marco”.
Como muchos de sus conciudadanos, confesó con una sonrisa que no le gusta ningún candidato porque “todos son corruptos”.
OPCIONES IGUALADAS Y DESINTERÉS GENERAL
La campaña electoral no ha generado mucho interés en las últimas semanas en un país en el que se siente el hartazgo de la ciudadanía con la política.
Para la Alcaldía de Lima, donde vive un tercio de los peruanos, los últimos sondeos dejaban resultados muy ceñidos entre los candidatos que se disputan el cargo.
El empresario Rafael López Aliaga, del partido ultraconservador Renovación Popular, y el también derechista general retirado de las Fuerzas Armadas, Daniel Urresti, son los favoritos, aunque el exfutbolista George Forsyth, de Somos Perú, de centroderecha, ha aumentado sus apoyos en los últimos días.
Pero más que la ideología o propuestas concretas, la mayoría de ciudadanos han decidido su voto por el pasado y trayectoria de los candidatos.
Por ejemplo, Anki, un joven que se disponía a votar en un colegio deL distrito acomodado de San Isidro, explicó a Efe que se decidió por “Porky” (mote con el que se conoce a López Aliaga).
“Lo veo como una persona más segura en comparación con los otros porque él ya tiene experiencias en temas de financiamiento y negocios, indicó.
Geraldine, justo después de depositar la papeleta, no dijo a quién había votado, pero dijo que escogió a su candidato porque le pareció “que tenía sentido por como había ido la carrera de esta persona” y además destacó que esta no tenía antecedentes, ya que la mayoría tenía.