Los países de la OTAN van a redoblar sus esfuerzos por mejorar las defensas antiaéreas de Ucrania tras los últimos ataques rusos con proyectiles a centros urbanos e infraestructuras críticas en todo el país, y entregarán equipos inhibidores de drones o sistemas de misiles como las cuatro lanzaderas HAWK ofrecidas por España.
“La OTAN no es una parte en el conflicto. Pero seguiremos apoyando a Ucrania durante el tiempo que sea necesario”, recalcó el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa al término de una reunión de dos días de los ministros aliados de Defensa.
Los ministros aliados mantuvieron anoche una cena de trabajo con su homólogo ucraniano, Oleksii Reznikov, quien también participó ayer en la sexta reunión del grupo de contacto en favor de la defensa de Ucrania, que reúne a más de 50 países.
En ambos encuentros pudo dar cuenta de las necesidades más acuciantes de su país para seguir defendiéndose de las fuerzas invasoras rusas.
“Los aliados de la OTAN están suministrando sistemas avanzados, como artillería, defensa aérea y vehículos blindados”, enfatizó hoy Stoltenberg.
En concreto, la Alianza se había marcado como una prioridad el acelerar la entrega a Ucrania de defensas antiaéreas, y países como España, Francia, Reino Unido, Alemania, Holanda o Estados Unidos anunciaron en ese sentido nuevas aportaciones en los últimos días.
Tanto Stoltenberg como el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, mostraron su agradecimiento a España por su anuncio hoy de proporcionar cuatro lanzadoras HAWK para reforzar la defensa aérea de Ucrania.
De fabricación estadounidense, el sistema de misiles HAWK tiene un alcance de 40 kilómetros y se ocupa de la detección, identificación, seguimiento y destrucción de objetivos aéreos a media y baja altura.
Stoltenberg también anunció que la OTAN entregará a Ucrania “cientos” de inhibidores para anular los drones de fabricación rusa e iraní que están causando estragos en los ataques de Rusia contra infraestructuras críticas y contra la población ucraniana.
Alemania ya anunció ayer el envío a Ucrania del primero de los cuatro sistemas de defensa antiaérea Iris-T, mientras que los tres restantes llegarán en 2023, y EE.UU. dijo hace dos semanas que enviará un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania, por valor de 1.100 millones de dólares, consistente en armas y equipamiento castrense que incluye 18 nuevos Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad (HIMARS, en inglés), así como cientos de carros blindados, radares y baterías anti-dron.
Austin, en todo caso, advirtió hoy en una rueda de prensa de que la entrega de algunas defensas antiaéreas para Ucrania puede proporcionarse de forma inmediata pero, otra, puede demorarse incluso dos años ya que tiene que completarse su fabricación.
Stoltenberg aseguró asimismo que los aliados van a seguir aportando a Ucrania combustible y suministros médicos, y recordó que la Alianza se ha propuesto ayudar “a largo plazo” a Ucrania a hacer una transición de los equipos de defensa de la era soviética a los modernos que utiliza la OTAN.
Sobre las amenazas nucleares rusas, el secretario general dijo que “las circunstancias” en las que la Alianza Atlántica “podría tener que usar armas nucleares son extremadamente remotas”, aunque aseguró que un ataque de este tipo por parte de Rusia “tendrá consecuencias severas”.
Dejó claro que la retórica nuclear del Kremlin es peligrosa e irresponsable y que cualquier uso de armas nucleares por parte de Rusia tendría “graves consecuencias”.
En cualquier caso, la OTAN llevará a cabo la semana que viene su ejercicio anual de disuasión nuclear, que, según reiteró Stoltenberg, estaba planificado antes del inicio de la invasión.
Las maniobras “Steadfast Noon” se realizan cada mes de octubre y suelen incluir vuelos de entrenamiento con aviones de combate de doble capacidad, así como con aviones convencionales respaldados por aviones de vigilancia y reabastecimiento, y no utiliza armas reales.
Los ministros también tomaron la decisión de aumentar las reservas aliadas de municiones y de acelerar la entrega de capacidades, mermadas tras meses de envíos de armas a Ucrania.
Se trata de “proporcionar a la industria la demanda a largo plazo que necesita para impulsar la producción”, según Stoltenberg.
Los aliados también acordaron seguir mejorando la resistencia de las infraestructuras submarinas y energéticas críticas y decidieron además crear un grupo de trabajo para asesorar a la industria de la Defensa a la hora de desarrollar sistemas de inteligencia artificial “responsables”, con “controles de calidad y mitigación de riesgos”.