Ernesto Rodriguez.- Desde el 1920, República Dominicana comenzó a realizar Censo Nacional, convirtiéndose en el primero registro estadístico poblacional y desde entonces, los cambios y crecimientos han sido notorios en todos los sentidos, según refleja las conclusiones de los diversos censos realizados en diversos momentos.
Los volúmenes alcanzados por la población registrados en los nueve censos levantados entre 1920 y 2010, son el producto de la interacción entre esas tres fuerzas demográficas, según datos registrados en la Oficina Nacional de Estadísticas.
A juzgar por el contraste entre el número de habitantes empadronados en los años 1920 y 2010, en términos absolutos, la población creció de forma acelerada en los últimos tiempos.
En 1920, la población ascendía a 894 mil 665 personas, pero, solo 15 años después, en 1935, esa cifra se había incrementado a un millón 479 mil 417 habitantes.
A su vez, durante los 15 años siguientes, en 1950, el volumen poblacional escalado a dos millones 135 mil 872 habitantes.
En 1960 el país ya era habitado por tres millones 47 mil 70 personas, monto que se incrementó a cuatro millones nueve mil 458 en 1970.
Durante los 23 años que sucedieron a 1970, se aceleró el ritmo de crecimiento absoluto de la población, alcanzándose un volumen poblacional de cinco millones 545 mil 741 personas en 1981 y a siete millones 293 mil 390 en 1993.
Entrada la última década del siglo XX, se redujo el ritmo de crecimiento absoluto de la población y así, al año 2002, el país estaba habitado por ocho millones 562 mil 541 y por nueve millones 445 mil 281 en el 2010.
ZONA DE RESIDENCIA. Según los resultados provenientes de los nueve censos nacionales levantados en el país, ponen de manifiesto que la sociedad se ha ido transformando en un país urbano, pues, en 1920, solo el 17% de la población residía en las ciudades, mientras que en el 2010, casi 3 de cada 4 personas (74.4%) residían en la zona urbana.
Esa tendencia implica retos importantes, sobre todo por la falta de correspondencia entre el crecimiento urbano y la capacidad del sistema para responder a las demandas que sin dudas vienen aparejadas con el crecimiento de esos conglomerados humanos, tales como: empleo, seguridad ciudadana, vivienda, electricidad, saneamiento básico, transporte, construcción y asfaltado de vías, entre otras.
CRECIMIENTO REGIONAL. Mediante el Decreto 2465 del Poder Ejecutivo, de fecha 15 de mayo de 1981, se crearon tres grandes regiones administrativas, las cuales, subdivididas en siete subregiones, constituidas por 29 provincias y un Distrito Nacional.
Dos décadas después, el Decreto Ejecutivo 685-00, de fecha primero de septiembre del año 2000, modificó la ordenanza Ejecutiva 2465, creando tres grandes regiones, constituidas por nueve regiones de desarrollo. Apenas a cuatro años de vigencia del Decreto 685-00, se promulgó el Decreto 710-04, con el cual se modifica el artículo 46 del decreto 685-00, disponiendo una nueva regionalización definida por tres macro-regiones, constituidas (Norte, Suroeste, Sureste), a su vez formadas por 10 regiones de desarrollo.
En términos regionales, hacia 1950, la región de mayor concentración de población era el Cibao Norcentral, condición que mantuvo hasta 1960. Sin embargo, ya en 1970, la región metropolitana, es decir, en el espacio que hoy ocupan el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, pasó a ocupar el primer lugar, situación que se acentuó durante las cuatro décadas siguientes, pasando el Cibao Norcentral a ocupar el segundo lugar.
La población se multiplicó por 4.4, lo que equivale a decir que, entre 1950 y 2010, la población de la República Dominicana se multiplicó por más de cuatro. En otras palabras, por cada habitante existente en 1950, en el 2010 habían más de cuatro. Sin embargo, en el caso de la Región Metropolitana, la población residente en el 2010 era 14 veces la existente en 1950.
SEXO. En 1920, se alcanzaba el equilibrio entre hombres y mujeres, toda vez que, 49.9% de la población, unos 446 mil 384 efectivos eran de sexo masculino, mientras que, 50.1% correspondía al femenino, equivalente a 448 mil 281 personas.
En 1935 los hombres constituían el 51% de la población y las mujeres el 49% restante.
Para los años 1950, 1960, 1970 y 1981 la población se distribuía por sexo, en forma casi igualitaria (50% hombres y 50% mujeres).
Sin embargo, para 1993 los hombres representaban poco menos del 49% de la población y las mujeres el 51.3% restante. Estas cifras estarían sugiriendo una emigración predominantemente masculina durante el período 1981-1993. No obstante, la relación de equilibrio 32 Los Censos Dominicanos entre los sexos retornó en el año 2002, cuando las mujeres y los hombres volvieron a constituir casi el 50% de la población dominicana cada grupo.
En el 2010, de acuerdo con los datos del IX Censo Nacional de Población y Vivienda, la composición por sexo de la población mantuvo ese equilibrio, el 50.2% estaba constituido por hombres, mientras que las mujeres representaban el 49.8% restante.
EL SECTOR ECONÓMICO. Al año 1960, más del 60% (61.4%) de la fuerza de trabajo ocupada, laboraba en el Sector Agropecuario.
Sin embargo, dos décadas más tarde, apenas un 22% (21.9%) lo hacía, y en la primera década del siglo XXI, menos del 10% de los trabajadores laboraban en la agropecuaria (5.2%, en el 2002 y 9.7%, en el 2010).
Estos valores testifican la pérdida de importancia de ese sector de la economía dominicana. Sin embargo, a lo largo del medio siglo transcurrido entre 1960 y 2010, la industria manufacturera se ha mantenido casi invariable en cuanto a su grado de absorción de mano de obra, alrededor de 10% durante los 50 años.
CRECIMIENTO RD. El mayor incremento absoluto experimentado por la población dominicana se verificó en la década de 1950, período en el que convergieron dos eventos favorables al elevamiento de los niveles de salud de los dominicanos.
Las conclusiones reflejan que en primer lugar, a finales de la década de los años 40 e inicios de los 50 el mundo salía de la Segunda Guerra Mundial y desde los países industrializados se planteaba la revisión de los modelos de salud seguidos hasta el momento, sobre todo por los países del Tercer Mundo.
En segundo lugar, la República Dominicana disfrutaba de una buena situación económica derivada de los beneficios obtenidos como resultado de las exportaciones de productos que alcanzaron precios elevados en el mercado internacional durante la conflagración en Europa con la participación de los Estados Unidos de América.