El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se dirigió a sus simpatizantes este viernes por primera vez desde que el pasado 30 de octubre perdiera su duelo electoral ante el líder del Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, por la presidencia del país.
“Llevo prácticamente 40 días en silencio. Duele, duele en el alma”, dijo el mandatario en una reunión improvisada frente al Palacio de la Alvorada, en la que aseguró que fue allí a escuchar a sus simpatizantes y se disculpó por no haberlo hecho antes.
“Algunos hablan de mi silencio. Hace unas semanas, si hubiera salido aquí a dar los buenos días, todo se habría distorsionado, todo se habría tergiversado”, reclamó.
Bolsonaro, que empezó a reaparecer públicamente la semana pasada, asumió la responsabilidad de sus errores, y pidió a sus seguidores que no lo criticaran sin estar “absolutamente seguros” de lo que estaba pasando. Sin embargo, no felicitó en al presidente electo, ni reconoció abiertamente su derrota en las urnas.
Asimismo, agradeció el apoyo de los ciudadanos, ya que —dijo— nunca antes había visto a una población salir a la calle para que un presidente se mantuviera en el poder. “Solo vi a la gente salir a la calle para destituir al presidente”, expresó.
Si bien, el gobernante de extrema derecha no respaldó los pedidos de algunos de sus seguidores para impedir la toma de posesión de Lula, el próximo 1 de enero, que una acción militar, sí destacó su relación con las Fuerzas Armadas y aseguró que es el pueblo brasileño quien decide su futuro.
“Estoy seguro que entre mis funciones garantizadas en la Constitución está la de ser el jefe de las Fuerzas Armadas. Las Fuerzas Armadas son imprescindibles en cualquier país del mundo. Siempre he dicho que estos cuatro años han sido el último obstáculo para el socialismo”, dijo. “La Fuerza Armada, estoy seguro, está unida y debe, como yo, lealtad a nuestro pueblo, respeta la Constitución y es uno de los grandes responsables de nuestra libertad”, agregó.