Las acciones legales contra el difunto papa emérito Benedicto XVI por supuesto encubrimiento de abusos sexuales mientras fungía como arzobispo de Múnich y Freising (Alemania), entre 1977 y 1982, no se detendrán a pesar de su muerte.
Según detalló a ANSA el vocero de la corte de Traunstein, en Baviera, Andrea Titz, el proceso seguirá contracualquier heredero que el pontífice pudiera tener, algo que “aún no ha sido establecido”.
“Aunque la muerte de una parte básicamente resulta en una interrupción” del proceso, “en el presente caso, sin embargo, esto no se aplica porque el fallecido estaba representado por un representante legal”, explicó Titz. Para este caso, Benedicto XVI había contratado a un equipo de abogados para ejercer su defensa, que podría pedir la suspensión del juicio hasta que se esclarezca la cuestión de los herederos.
Respecto del origen del proceso, Titz detalló que un hombre que dijo ser víctima de un sacerdote pedófilo probado mencionó a Benedicto XVI en una corte bajo su nombre secular, Joseph Ratzinger.
El objetivo del juicio es determinar si quien luego llegaría a ser papa fue culpable del encubrimiento de los abusos sexuales, ya que el cura abusador fue trasladado a su diócesis para someterse a terapia. También están apuntados el sacerdote condenado, la archidiócesis y el sucesor de Ratzinger como arzobispo de Múnich y Freising, el cardenal Friedrich Wetter.
Benedicto XVI falleció el sábado 31 de diciembre a los 95 años. Desde el lunes 2 de enero se formaron extensas colas para ingresar a despedirlo a la basílica de San Pedro.
El jueves 5 de enero será su funeral y sus restos serán enterrados en una cripta bajo el presbiterio, como había sido su voluntad. Se trata del lugar de descanso original de su predecesor, Juan Pablo II, cuyos restos fueron trasladados a la parte superior de la catedral después de que Benedicto XVI lo beatificara en 2011.