Al menos ocho personas resultaron heridas este viernes en el descarrilamiento de un tren causado por la explosión de una bomba en la provincia de Baluchistán, en el sur de Pakistán, afirmó a EFE una fuente oficial.
“La explosión tuvo lugar cuando el tren Jaffer Express, en dirección a (la ciudad de) Peshawar, pasaba por la zona”, señaló una portavoz del Gobierno provincial, Farah Azeem.
Según la investigación inicial, insurgentes hicieron detonar el aparato explosivo por control remoto y consiguieron descarrilar seis vagones del tren.
“Ocho personas fueron heridas en el incidente, y han sido trasladadas a un hospital cercano”, dijo.
Por el momento ningún grupo insurgente ha reivindicado la autoría del ataque, y Azeem señaló que las fuerzas de seguridad han abierto una investigación para localizar a los culpables.
El suceso tuvo lugar mientras Pakistán experimenta un aumento de los ataques terroristas, y un día después de que dos agentes de Policía muriesen y otros tres resultasen heridos en un ataque suicida contra un puesto de control en la provincia de Khyber Pakhtunkhwa.
El ministro del Interior, Rana Sanaullah, condenó ayer el ataque y este viernes afirmó en un comunicado que los policías “sacrificaron sus vidas defendiendo el país”.
El principal grupo talibán paquistaní, Tehreek-e-Taliban Pakistán (TTP), ha incrementado sus ataques y afirma haber unido fuerzas con grupos separatistas de la provincia sureña de Baluchistán desde que los fundamentalistas afganos se hicieron con el control de Kabul en agosto del año pasado.
El TTP es un paraguas de varios grupos armados tribales creado en 2007 que busca imponer un estado islámico en Pakistán y es aliado de los talibanes afganos, a los que guarda lealtad.
Desde su formación, el grupo ha llevado a cabo una brutal campaña de ataques terroristas en todo el país y matado a miles de personas, incluido un intento de asesinato de la premio Nobel Malala Yousafzai en 2012.
Esos ataques comenzaron a disminuir en 2014, tras una ofensiva de las autoridades paquistaníes, pero las señales de su resurgimiento son cada vez más claras mientras las relaciones entre Pakistán y el Gobierno interino de los talibanes en Afganistán sufren.
EFE