Las historias de rescates de niños en las ultimas horas tras terremoto que afectó Turquía y Siria son estremecedoras. Los infantes rescatados, son acogidos por voluntarios, mientras intentan ubicar algún ser querido. Ya son más de cinco mil muertos, pero las cifras de la catástrofe podrían superar los 10.000.
“Habla en voz alta”, dice un rescatista que en las últimas horas ha entregado su vida por el servicio de salvar más vidas. “¡Socorro! Ayuda!”, grita desesperada -y esperanzada- una mujer bajo escombros. Con el paso de las horas son más las dramáticas historias que se conocen en medio de la tragedia que golpea la provincia fronteriza turca de Hatay.
La esperanza de encontrar a sus seres queridos con vida, mantuvo en las frías y destruidas calles a algunos sobrevivientes que decidieron emprender la búsqueda por su propios medios.
Deniz, residente de Hatay, lloraba al pie de lo que fue el edificio de padres, quienes estaban atrapados bajos los escombros, a espera de ser rescatados
“Los oímos. Pidieron ayuda. Pidieron ser rescatados. No podemos rescatarlos. ¿Cómo podemos rescatarlos? Nadie ha venido desde esta mañana. Nadie. No tenemos a nadie. Mira a tu alrededor. Mira”, dijo.
Es una carrera contra reloj en la que cada minuto es crucial. El tiempo se agota y con él las posibilidades de hallar con vida a más personas. Las bajas temperaturas tampoco favorecen a quienes esperan a ser rescatados bajo las edificaciones que los 7,8 grados de estos dos terremotos, demolieron en cuestión de segundos.
Niños rescatados bajo los escombros
Otras historia verdaderamente impactante es la del milagrosos nacimiento de un pequeño niño que se convirtió en una señal de vida en medio de la tragedia y la desolación que dejaron los terremotos.
Fue rescatado justo cuando su madre dio a luz y perdió la vida en medio de los escombros. El tiempo se agota y cientos de rescatistas y sobrevivientes concentran su energía en hallar mas personas con vida.
Cada rescate se convierte en una especie de recompensa. Como el de otros dos pequeños, encontrados bajo las ruinas del que fue su hogar. U otro niño más, que literalmente fue sacado de las entrañas del concreto.
Son escenas que se repiten una y otra vez. Rostros llenos de alivio y satisfacción por arrebatarle a la muerte una nueva víctima. La vida: como una razón para celebrar aun cuando todo se cree perdido.
