El Gobierno de Estados Unidos defendió este martes la ayuda enviada a Ucrania desde el inicio de la invasión rusa hace un año recalcando que el mejor ejemplo de su buen uso es la resistencia del país frente a las fuerzas de Rusia.
“No vemos pruebas de malversación. Creemos que los ucranianos están usando correctamente lo que se les ha dado. Nuestra conclusión es que si alguno de esos sistemas ha sido desviado ha sido por parte de rusos que han capturado material en el campo de batalla”, indicó el subsecretario de Defensa Colin Kahl ante el comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes.
Desde que los republicanos se hicieron en enero con la mayoría en esa cámara tras las elecciones de medio mandato de noviembre han centrado sus esfuerzos en que el Gobierno rinda cuentas tanto de la ayuda enviada a Ucrania como de la gestión de la pandemia o de la situación en la frontera con México.
El interrogatorio de este martes, que también convocó al inspector general del Departamento de Defensa, Robert Storch, y al teniente general Douglas Sims, se enmarca en esa ofensiva política lanzada desde la oposición.
“Es imperativo que la población estadounidense entienda a dónde va dirigida nuestra ayuda, cómo se usa y qué garantías hay para asegurarse de que no acaba en las manos equivocadas”, apuntó el legislador republicano Mike Rogers, presidente del comité de las Fuerzas Armadas.
Desde que Rusia inició su invasión de Ucrania el 24 de febrero de 2022, el Congreso ha autorizado más de 113.000 millones de dólares en ayuda humanitaria, económica o de seguridad. Cerca del 60% de esa cifra corresponde a apoyo militar.
“Si las armas, el equipamiento y el apoyo que les hemos enviado hubiera ido a otros lugares, hubiera sido robado o mal utilizado, habrían perdido hace mucho tiempo. Que hayan tenido tanto éxito es la mejor prueba de que los sistemas y el apoyo que les estamos enviando están siendo utilizados lo mejor posible”, recalcó el congresista demócrata Adam Smith, miembro del comité.
Ese apoyo, recalcó, no equivale a un cheque en blanco, como refleja en parte la reticencia de Washington al envío de los cazas F16 solicitados por Kiev: “Incluso si dijéramos que no hay nada más importante, en el mejor de los casos tal vez podríamos hacerlos llegar en un año o quizá ocho meses. No es un uso adecuado de los recursos necesarios para ganar”.
El inspector general del Departamento de Defensa añadió que su gabinete ya efectúa una evaluación exhaustiva sobre el material enviado “desde que llega a puerto hasta que es transferido a los puntos de escala y entra en el país”.
Pero los republicanos van más allá. Con la rendición de cuentas, según Rogers, el presidente del comité, se trata también de garantizar que la Administración establece objetivos estratégicos e implementa una política para alcanzarlos.
“Ahí es donde tengo preocupaciones serias. Desde el principio, el presidente (Joe Biden) ha estado demasiado preocupado de que darle a Ucrania lo que necesita para ganar supondría una escalada. Esta duda solo ha alargado la guerra y ha aumentado los costos en cuestión de dólares y vidas”, dijo.
Para Rogers, Biden debe estar dispuesto a hacer lo que corresponda para poner fin a esta guerra, porque la indecisión continua “solo empodera” al mandatario ruso, Vladímir Putin, y “envía una señal equivocada” tanto a su homólogo chino, Xi Jinping, como al Partido Comunista Chino.
La situación actual en el campo de batalla, según resumió el teniente general Sims, es “bastante estática”. Ambos bandos han movilizado “grandes cantidades de artillería que han resultado en mínimos cambios”.
Pero el fin de la guerra no equivaldrá al cese de la ayuda: “Ucrania sigue necesitando el apoyo de Estados Unidos y de nuestros aliados y socios y eso va a ser así durante un tiempo”, concluyó el subsecretario de Defensa para Política sobre la necesidad de ese país de asegurarse de que tiene un Ejército fuerte que le permita defender a largo plazo su territorio.